
- Título: La Casa Mecánica (La Sociedad de Lundenwich 2)
- Autor: Víctor Sellés
- Editorial: Obscura
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: sí
- Nº de páginas: 401
- Ilustración de cubierta: Eduard Coll
- Fecha de publicación: marzo de 2024
- Fecha de lectura: agosto de 2024
- Enlace de compra: web de la editorial
Hoy te traigo La Casa Mecánica, segunda parte de la saga La Sociedad de Lundenwich, que Obscura empezó a publicar en 2022 con Fantasmas de Verde Jade, premiada en el Festival 42 del año pasado como «Mejor obra juvenil» y cuya reseña puedes consultar aquí.
Si en su momento disfruté con Fantasmas de Verde Jade, por sus referencias literarias, por sus carismáticos personajes y por la mezcla de tramas paralelas, con crímenes a esclarecer, secretos que desvelar y misterios del pasado que persiguen a los protagonistas, La Casa Mecánica me ha traído más –y mejor– de lo mismo–. Antes de seguir, aviso que no haré spoilers de este libro, pero puede que se me cuele alguno del primero –intentaré que no–. Así que, si aún no has empezado con La Sociedad de Lundenwich, sigue leyendo solo si no te molestan excesivamente .
Fantasmas de Verde Jade contenía una trama detectivesca, la del Vampiro de Maleperduis, que quedaba perfectamente resuelta al final del libro, pero dejaba otras líneas argumentales abiertas, lo justo para que cualquier lectora como yo estuviera deseando hacerse con la continuación. Y menuda continuación.
Las tramas
La Casa Mecánica comienza apenas unas semanas –o décadas de mes, de acuerdo a la medición del tiempo en Lundewich, si la he entendido bien– después del final de Fantasmas de Verde Jade. Y tengo que decir que, tras un sugerente prefacio, el inicio es especialmente trepidante. En la novela se mezclan varias líneas argumentales que, cómo no, terminan confluyendo para formar una trama única de más envergadura. Por un lado, hay una muerte que puede haber sido accidental o provocada y nuestro Sherlock particular (Tom Blackpole), junto al entrañable Neil, es el encargado de investigarlo. Esta parte de la historia es la que da título a este volumen, pues el escenario del presunto crimen es una casa domótica, un ingenio tan avanzado para la época como peligroso.

En su investigación, Tom y Neil unen fuerzas con Aricia, una joven enviada por el Gremio de Ingenieros para investigar los mecanismos que se esconden en la Casa Mecánica –resulta que el difunto es precisamente su constructor y propietario, y se ha llevado sus secretos a la tumba–. Y es que el Gremio tiene la firme sospecha de que el fallecido inventor consiguió fabricar la «Máquina Perfecta», el sueño de cualquier ingeniero. Pero claro, estando la Sociedad de por medio, no todo puede ser ciencia. Espíritus, fantasmas y visiones estarán a la orden del día en la investigación, a pesar del escepticismo de Aricia.
Además, corren tiempos interesantes en la ciudad de Lundenwich. Por un lado, sufre el azote de la Muerte Roja, un grupo terrorista cuyos miembros se cubren el rostro con máscaras de cera roja –¿ya ves referencias literarias por aquí?–. Por otro, soplan vientos contrarrevolucionarios entre ciertos sectores de la antigua nobleza que, como ocurre siempre, intentan recuperar los privilegios perdidos con el nuevo régimen. Y, por si fuera poco, un oscuro personaje –al que ya conocemos de Fantasmas de Verde Jade– tiene sus propios planes para Lundenwich y para el Imperio.
Por supuesto, los miembros de la Sociedad se verán involucrados también en estas otras tramas. Pero, para colmo de males, la funeraria atraviesa serias dificultades económicas que, además de poner en riesgo su viabilidad, crean una importante división de opiniones entre sus miembros.
Si creías que ya había suficientes tramas, te equivocas. Mientras todo esto sucede, algo maligno se mueve en los sótanos de la funeraria y Tom, Neil y Ligeia descubrirán hechos del pasado de la Sociedad que les afectan personalmente y que se apuntaban como misterios o secretos en Fantasmas de Verde Jade. Aunque al final del libro, como es de esperar, aún quedarán incógnitas sin despejar.
«¿Qué hacen un sacerdote, un juez, un pianista, un cuarteto de cuerda y una dama triste en una funeraria?»
La Casa Mecánica, pág. 90
Conque tenemos la investigación de un posible asesinato con ramificaciones sobrenaturales, la lucha contra un grupo terrorista, varias conspiraciones de distinto –o parecido– signo, y problemas internos de la Sociedad que lo dificultan todo hasta el extremo. Como ves, para empezar a leer y no parar hasta terminar el libro.
Las referencias
Una de las cosas que más me gusta encontrar en los libros son las referencias a otros libros, sobre todo si los he leído. Y en este tema Víctor Sellés es un maestro. El máximo «esplendor» de su maestría y enorme cultura literaria lo encontré en Lengua de Pájaros (Obscura, 2020) y su secuela corta, Coda (Obscura, 2020, edición no venal).

En La Casa Mecánica hay referencias muy explícitas a los cuentos de Edgar Allan Poe, como la ya mencionada a La máscara de la muerte roja, cuyo argumento se explica en un diálogo entre personajes. Pero también otras, igualmente evidentes pero no tan explícitas, como el nombre escogido para una de las protagonistas o el diseño de cierta atracción de feria.
Un tema literario que me ha apasionado desde muy joven son las novelas sobre los ciclos artúricos. Y es otra de esas referencias explícitas que aparecen en La Casa Mecánica. Una auténtica sorpresa, agradable, por supuesto, tras tener fijadas en el recuerdo las referencias a Dickens y Conan Doyle que quise reconocer en la primera entrega.
Y otra sorpresa, esta vez no literaria sino más bien de corte histórico, fue encontrarme en una novela ambientada en un Londres alternativo e imaginario la historia de un levantamiento popular –no es spoiler, es algo que ocurrió en el pasado y dio lugar a la actual organización política del Imperio– que recuerda poderosamente a la Revolución Francesa. Y todo mezclado con alusiones a un imperio colonial «muy británico», incluida cierta malévola Compañía. El ejemplo perfecto de cómo crear un mundo de fantasía a partir de elementos dispares, pero perfectamente coherente y con puntos de referencia fáciles de localizar para cualquier lector.
La experiencia lectora
Como decía más arriba, la novela empieza de modo trepidante, con una escena de acción y peligro expresamente pensada para captar el interés. A partir de ahí, los personajes principales siguen caminos separados y las diversas líneas argumentales que te comentaba antes van apareciendo en capítulos alternos. Esta es una técnica diabólica que tienen los escritores para obligarte a seguir pasando páginas: al final de cada capítulo su protagonista hace un descubrimiento vital –que no se revela aún– o queda en una situación especialmente comprometida. Y, entonces, ¡zas! Pasas al capítulo siguiente y te encuentras en otro escenario, siguiendo a otro personaje, que te deja igual de colgada. No hay más remedio que seguir leyendo.
Por otro lado, la prosa de Víctor Sellés siempre hace que su lectura sea especialmente agradable. En el caso de La Casa Mecánica, al estar dirigida principalmente a un público juvenil, el estilo se hace más llano y directo, lo cual no le quita en absoluto profundidad a la novela. En las partes que tienen que ver con el grupo terrorista, los aristócratas contrarrevolucionarios y otras conspiraciones en la sombra, abundan los diálogos en los que cada «facción» trata de defender sus argumentos frente al antagonista de turno, así como alusiones al colonialismo y sus tropelías. Y ahí se abre un gran espacio para la reflexión política y social.