
- Título: Cuentos góticos
- Autora: Elizabeth Gaskell
- Editorial: Alba
- Formato: rústica con solapas
- Traducción: Ángela Pérez
- Diseño: Pepe Moll de alba
- Fecha de publicación: octubre 2019
- Fecha de lectura: octubre 2020
- Enlace de compra: web de la editorial

Este libro fue una compra compulsiva que hice nada más levantarse el confinamiento de marzo de este año. En cuanto abrieron los pequeños negocios, mi primera salida –como la de muchas de las personas que me leen, supongo– fue a una librería. Elegí una muy emblemática de mi ciudad, no especializada –de esas no hay–, pero que tiene una pequeña sección de ciencia ficción, fantasía y terror. Y allí estaba Cuentos góticos, de Elizabeth Gaskell.
Debo reconocer que el nombre de la autora no me sonaba de nada, pero la breve descripción de la contraportada del libro bastó para despertar mi interés: cuentos góticos escritos por una autora británica de la época victoriana. Eso tenía que ser terror gótico en estado puro, un clásico en toda regla que tenía que leer.
Antes de leer el libro investigué un poco sobre la vida y obra de su autora –vamos, que consulté a San Google y Santa Wikipedia–. Me sorprendió saber cosas como que Gaskell escribió una biografía de su contemporánea Charlotte Brontë. que fue coetánea y amiga personal de Charles Dickens y que es además una escritora muy reconocida por sus novelas realistas y de corte social. Una de ellas, Norte y Sur (1855), publicada originalmente por entregas precisamente en la revista que dirigía el autor de Oliver Twist, fue adaptada por la BBC como serie de televisión.
Vamos, que debería darme vergüenza no conocer a Elizabeth Gaskell. Afortunadamente, ya he solucionado tan humillante carencia y hoy vengo a hablaros de esta colección de cuentos que he disfrutado muchísimo.

El libro contiene nueve relatos de muy variable extensión. Algunos podrían incluso considerarse novelas cortas, mientras que otros apenas sobrepasan las quince páginas. Los narradores, protagonistas y temas de cada texto son bastante característicos de la narrativa gótica, que en muchos momentos fue considerada un género eminentemente femenino. Encontraremos muchas historias contadas por mujeres y con personajes femeninos que, o bien son protagonistas o, sin serlo, constituyen el motor o el desencadenante de los acontecimientos.
El primer cuento de la colección, Desapariciones, puede que sea el más inclasificable de los nueve. Es una narración de distintos casos de desapariciones misteriosas que no pudieron resolverse o solo se desvelaron después de muchos años, todas ocurridas antes de que existiera una policía «de investigación», quizás lo que hoy sería la policía científica. Pero, a pesar de su peculiaridad como relato, el final –casi un chascarrillo– constituye una buena muestra del fino humor de la autora.
Un tema característico de la literatura gótica son las maldiciones. En esta colección aparecen en dos cuentos. El primero de ellos es La clarisa pobre, donde el maleficio que una mujer –con fama de bruja– lanza sobre un caballero que la trata con crueldad termina volviéndose contra sí misma. Es también un ejemplo de relato en el que el narrador es un hombre, que no llega a intervenir en la historia hasta prácticamente su desenlace, pero donde toda la acción gira en torno a dos mujeres.
El segundo es La maldición de los Griffiths. En este caso, la maldición persigue a una familia durante generaciones y hay también una terrible profecía sobre el modo y el momento en que todo terminará. La historia está aderezada con la presencia de una segunda y manipuladora esposa que se convierte en odiosa madrastra y aporta a la familia un hijo propio malcriado y cruel. La inevitabiidad del destino es el tema de este relato.
La bruja Lois es una narración novelada de los conocidos hechos que tuvieron lugar en Salem en 1692. La protagonista en este caso es una de las mujeres acusadas de brujería y que ejemplifica a la perfección los personajes femeninos de Gaskell: mujeres virtuosas según los cánones de su época, pero con un carácter y determinación que, sin convertirlas en las heroínas que tanto nos gustan en la actualidad, las alejan también de las frágiles y sumisas damiselas típicas de la literatura victoriana. En este mismo grupo podríamos incluir a la fiel dama de compañía Amante, compañera inseparable y llena de recursos en La mujer gris.
En una colección de cuentos góticos no podía faltar un relato de fantasmas como La historia de la vieja niñera. Narrado en primera persona, nos habla de espíritus vengativos y secretos familiares, constituyendo un magnífico ejemplo de narración gótica.
Hay también otros cuentos en la colección que, sin utilizar ningún elemento sobrenatural, consiguen crear una atmósfera de tensión y horror insostenibles, provocada en este caso no por seres de otros mundos o fenómenos inexplicables, sino por la simple crueldad humana. La rama torcida sería el ejemplo perfecto. Otro cuento terrenal al cien por cien es La historia del caballero que, junto con el ya mencionado La mujer gris, puede considerarse una crítica a la doble moral característica de la época victoriana
Los amantes de los cuentos clásicos y del juego literario de explorar la vida de sus personajes más allá del «colorín, colorado» disfrutarán especialmente Curioso, de ser cierto. En este relato un caballero inglés llega por accidente a un castillo en el que se está celebrando una fiesta muy particular, en la que reconoceremos enseguida a algunos de los invitados. Gaskell hace gala aquí de una fina ironía y una visión muy particular de lo que podría haber deparado el futuro a algunos de estos personajes.