Pinos Blancos: terror ecléctico

  • Título: Pinos Blancos
  • Autora: Gemma Amor
  • Editorial: Dilatando Mentes
  • Formato: rústica con solapas
  • Disponible en e-book: no
  • Nº de páginas: 386
  • Traducción: José Ángel de Dios
  • Ilustración de cubierta: Ah Taut
  • Fecha de publicación: mayo de 2024
  • Fecha de lectura: octubre de 2024
  • Enlace de compra: web de la editorial

Hoy te traigo, con un pelín de retraso, mi única lectura de autora de este mes de octubre para el #LeoAutorasOct 2024. Se trata de Pinos Blancos, de Gemma Amor, mujer polifacética donde las haya porque, además de escribir, también es ilustradora, podcaster y actriz de doblaje. Como escritora de terror, ha sido finalista del premio Bram Stoker a la Mejor Primera Novela en 2019 con Dear Laura (autopublicada) y también del British Fantasy Award en 2023, en la categoría de novela de horror con Full inmersion (Angry Robot, 2022). Puedes ver sus ilustraciones, otros libros publicados y los podcasts en los que colabora en su página web.

Hasta donde sé, Pinos Blancos es su primera obra traducida en España, y espero que no sea la última, porque me ha parecido una propuesta de lo más interesante. Yo diría que es una novela que no solo combina varios tropos de la ficción de terror, sino que va armándolos entre sí, montando cada uno sobre el anterior, hasta conseguir un producto original y sorprendente.

Los tropos

La protagonista, Megs, tras una dolorosa ruptura, decide retirarse a una casa recién heredada de su abuela, a la que no ha vuelto a ver desde que era una niña. La casa está situada en un acantilado, mirando al mar y a una isla que parece ejercer una atracción tan poderosa como inexplicable sobre ella. Los habitantes del pueblo más cercano son extrañamente herméticos y los detalles extraños abundan, tanto en la casa como en sus alrededores.

Esta premisa, la de una casa recibida en herencia, situada en un paraje solitario y en estado de desolador abandono es la típica de las novelas sobre casas encantadas, aunque nada más lejos de la realidad. En seguida, el extraño comportamiento de las pocas personas del pueblo con las que la protagonista interactúa remiten a títulos como Los chicos del maíz (Fritz Kiersch, 1984) o Midsonmar (Ari Aster, 2019), mucho más acordes con lo que vamos a encontrar en Pinos Blancos. Ya intuimos dos subgéneros dentro del terror: los cultos paganos y los pueblos malditos, estrechamente relacionados.

Megs narra su experiencia en primera persona, detallando cada nuevo y desconcertante descubrimiento a medida que los realiza, aunque ninguno parece tener sentido por sí solo. De esta forma, la autora va dejando caer pistas importantes, cuyo significado se revelará de forma pavorosa al final de la novela: la falta de un dedo meñique, un triángulo con un punto en el centro, un arco de madera, unos caramelos de anís…

Gemma Amor

Sin embargo, el título del libro, Pinos Blancos, no hace referencia ni al nombre de la casa ni al del pueblo vecino –Laide–, sino a otro pueblo que es, a su vez, un secreto celosamente guardado por sus habitantes y al que aguarda un destino siniestro. Cuando Megs lo descubre, los acontecimientos que allí se suceden toman un cariz mucho más extraño y original que, sin dejar de ser horripilantes, conectan con la literatura de mundos alternativos y portales entre ellos.

Cuando todo se precipita y Megs es finalmente consciente de la enormidad de lo que ocurre en la bahía, aparece un tercer elemento, la criatura monstruosa que está, quizás, en el origen de todos los males. Para luchar contra ella, tendrá que recurrir a su pasado, no solo el inmediato –su infancia junto a su abuela–, sino el más ancestral. Y hay momentos de esa lucha que, sin dejar de ser terroríficos, apelan directamente a los cuentos infantiles.

Pero aún no se ha terminado la mezcla de elementos. Además del monstruo, la secta pagana, el otro mundo y el portal hacia él, hay también un elemento místico que persigue a Megs y, a su vez, es perseguido por ella de forma infructuosa hasta el mismo final que, dicho sea de paso, me ha parecido poético y hermoso, digno y contrastante colofón para una novela donde el sufrimiento y el horror no dan tregua.

La ambientación

Otro de los puntos fuertes de esta novela, si no te han parecido suficientes los que he detallado en el apartado anterior, es que está ambientada, y con todo lujo de detalles, en un paraje real, la Bahía de Gruinard, situada en el noroeste de Escocia. La isla que constituye el centro de toda la novela tiene su propia y escalofriante historia, perfectamente integrada en la trama.

Mapa de la Bahía de Gruinard

Laide es el pueblo al que pertenece la casa heredada por Megs y cuyos habitantes son actores directos del culto pagano y ancestral al que ella misma está ligada, sin saberlo. La isla de Gruinard es tristemente famosa por haber sido el escenario de un experimento biológico del gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial. Como resultado, el paraje quedó totalmente inhabitable hasta 1990, cuando fue descontaminada y devuelta a sus antiguos propietarios. Desde entonces se la conoce como «la Isla del Ántrax».

Estos hechos históricos son ingeniosamente aprovechados por la autora y embebidos en la historia de Pinos Blancos. Aunque no constituyen la trama central de la novela, sí que tienen suficiente relevancia, por lo que casi casi me veo tentada de incluir un quinto tropo –¿o sexto? ¿o séptimo?–, la consabida muletilla «basado en hechos reales». En realidad, no es que la novela se base en estos acontecimientos, sino más bien que los acontecimientos han sido absorbidos por la novela.

Por otro lado, las Highlands escocesas resultan un escenario de por sí imponente y de lo más adecuado para historias de terror. Los túmulos –o cairns– tienen gran relevancia en la historia, tanto en su uso moderno como mojones para señalar puntos geográficos, como en su vertiente más tradicional, como monumentos funerarios y lugares de culto a los ancestros. Otro elemento muy bien aprovechado por la autora.

En definitiva, Pinos Blancos es una novela de terror ecléctica y efectiva. Ecléctica porque reúne en una sola historia gran parte de los tropos más utilizados en este género y efectiva porque la forma en que se desarrolla no deja de sorprender al lector, no ya con giros inesperados del guion, sino casi con cambios de paradigma terrorífico. Y toda sorpresa y originalidad es siempre bienvenida al género.

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