Las raíces recuerdan tu nombre: terror rural y una casa muy especial

  • Título: Las raíces recuerdan tu nombre
  • Autora: Aitziber Saldías
  • Editorial: Obscura
  • Formato: rústica con solapas
  • Disponible en e-book: sí
  • Nº de páginas: 203
  • Ilustración de cubierta: David Rendo
  • Fecha de publicación: mayo de 2024
  • Fecha de lectura: noviembre de 2024
  • Enlace de compra: web de la editorial

Es curioso cómo a veces, sin que nadie lo busque ni lo pretenda, se concatenan lecturas de un mismo subgénero. Si hace unos días te hablaba de Pinos Blancos, de Gemma Amor (Dilatando Mentes, 2024), una novela de terror rural donde los habitantes de un pueblo escocés practican un culto pagano y cruel, hoy te traigo Las raíces recuerdan tu nombre, de Aitziber Saldías (Obscura, 2024), donde los habitantes de un pueblo ¿vasco? practican un culto pagano y cruel.

Pero lo que de verdad me maravilla es cómo, a partir de esa premisa aparentemente tan similar, cada una de las autoras es capaz de crear una historia totalmente diferente, no solo en trama y argumento, sino también en atmósfera e intención. No voy a escribir un artículo comparando ambas novelas –no sería justo para Las raíces recuerdan tu nombre, que esta es su reseña y has venido aquí para leer sobre ella–, pero espero que con lo que comentaré a continuación queden claras las diferencias entre ambas novelas para cualquiera que haya leído Pinos Blancos o la reseña que le dediqué.

El protagonista de Las raíces recuerdan tu nombre es Lander Herrera, un soldado que regresa desde el frente a su pueblo natal, Urrun, para… si se tratase de cualquier novela más mimética que esta, diría que para enterrar a su padre. Pero en realidad no es eso lo que le lleva al pueblo. Su padre acaba de morir, sí, pero en Urrun no se entierra a los muertos. Además de hacerse cargo de todos los trámites relacionados con el deceso –unos trámites un tanto especiales, de los que luego hablaré–, Lander debe enfrentarse a su pasado, a los secretos familiares y a todo un pueblo empeñado en que cumpla con lo que se espera de él.

Las piezas del puzzle

Vamos por partes. ¿Por qué digo «cualquier novela menos mimética»? Estamos hablando de terror y, aunque hay muchísimas obras del género que dan mucho miedo sin incluir ningún elemento sobrenatural, la verdad es que en la mayoría hay monstruos, entes, personajes irreales que irrumpen en la vida cotidiana y eso es lo que desencadena el terror. Aunque existan elementos claramente no realistas, el mundo al que llegan y al que aterrorizan es nuestra propia realidad, es un mundo «mimético».

En Las raíces recuerdan tu nombre hay detalles que, desde el principio, sitúan al lector en un lugar que se parece solo superficialmente a nuestra realidad. Y no ocurre solo en Urrun, el pueblo maldito de la novela, sino que parecen formar parte del día a día en todas partes. Yo diría que todo se sitúa en un mundo imaginario –de ahí los interrogantes en lo del pueblo vasco, al principio de la reseña, aunque los nombres propios y toponímicos claramente apuntan en esa dirección– donde lo insólito resulta natural.

Así, aparte de los elementos más clásicos del terror rural, Las raíces recuerdan tu nombre tiene también destellos de realismo mágico. Comienza con una inmersión en un mundo donde los muertos no se van inmediatamente, sino que pululan por los lugares donde vivieron sus últimas horas –en realidad, su Última Hora–, y es el deber de sus deudos comprobar que no hay nada en esos últimos momentos que apunte, por ejemplo, a una muerte violenta.

El problema con Urrun es que los muertos que se pasean por sus calles no son del pueblo. Son muertos «ajenos». ¿Por qué hay tantos forasteros reviviendo su Última Hora en Urrun? No te lo voy a contar, por supuesto, tendrás que leer la novela. Pero enlaza de lleno con el elemento sobrenatural y aterrador que está en el origen de la novela: el Bosque.

Si los muertos no desaparecen, los vivos no descansan.

Las raíces recuerdan tu nombre, pág. 26.

Un Bosque que no solo tiene voluntad propia, como reza la sinopsis de la novela, sino que «habla» a los habitantes del pueblo y a todo aquél que osa internarse en sus profundidades, que es capaz de hacer favores y de cobrárselos después, que exige ofrendas a cambio de su «benevolencia» y que también sabe mentir y retorcer la verdad.

Aún hay un elemento más para los amantes del terror: una casa encantada. La casa familiar, donde Lander vivió su infancia y donde fallecieron su madre, primero, y después su padre, es un personaje más de la novela. Y ya sé que parece un cliché decir esto, pero es que en este caso es literal. La casa come, respira y tiene voluntad propia y sentimientos, que manifiesta de las formas más insospechadas. Quizás sea este el elemento que más me ha sorprendido –para bien– de la novela, por su originalidad.

El resultado

Con todas esas piezas –y alguna más, que me callo–, Aitziber Saldías compone una historia donde el pasado y los secretos familiares pesan tanto como los elementos que acabo de enumerar. Aunque está escrita en tercera persona, prácticamente toda la novela está narrada desde el punto de vista de Lander –solo al final hay un cambio de enfoque, pero no te lo puedo contar sin destripártelo–, por lo que vemos y oímos lo mismo que él y estamos al tanto de lo que piensa y siente.

Uno de los aciertos en esta novela es la forma en que su autora consigue que el lector se ponga en la piel del protagonista. Él sabe lo que pasa en Urrun, ha vivido allí desde pequeño. Precisamente se alistó en el ejército, eligió ir a la guerra, para escapar de todo ello. Pero a veces no se puede escamotear el destino –o los designios del Bosque–. La muerte de su padre le obliga a revivir historias de su propio pasado y también del de su progenitor, que este había guardado en secreto. Se debate entre hacer lo que considera correcto, lo que el pueblo espera de él, lo que su padre querría que hiciera y lo que él realmente desea. Parece una elección imposible y, en cierto modo, lo es.

Así, toda la novela es una sucesión de hechos insólitos, conversaciones donde pesa más lo que se calla que lo que se dice, lectura de diarios, sueños vívidos y reconstrucción de hechos pasados que persiguen a Lander mientras va reuniendo todas las piezas de un puzzle diabólico: el secreto de su padre, la muerte de su madre y su propio origen están íntimamente relacionados entre sí… y con el Bosque.

Además, y para terminar, creo que el estilo de escritura de Aitziber Saldías. o al menos el que utiliza en esta novela, trabaja también a favor de conseguir el mismo efecto inmersivo, tanto en Urrun como en la mente de Lander. Está compuesto de frases directas que, a pesar de su concisión, parecen esconder un significado más allá del evidente. Es casi como seguir el hilo de los pensamientos de protagonista, como en un monólogo interior, pero sin monólogo. Y, como el movimiento se demuestra andando, mejor dejarte una muestra:

Alguien golpea la puerta principal, la casa responde «¡Ya voy!» con una voz que no le pertenece y Lander le ruega que no lo haga, que no le abra la puerta al Bosque, porque tiene una deuda que saldar y nunca estará preparado para ello.

Y su padre lo sabía, porque lo leyó en los diarios.

Y el Informe miente.

Las raíces recuerdan tu nombre, pág. 61

En definitiva, Las raíces recuerdan tu nombre es una novela de terror rural con añadidos de valor, como cierto aire de realismo mágico, una casa y un bosque muy personificados, terribles secretos familiares y un protagonista que se debate y lucha contra todo un pueblo y contra su propio destino, todo narrado con un estilo muy personal que le va como anillo al dedo.

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