Herederos del caos: arañas y más

  • Título: Herederos del caos
  • Autor: Adrian Tchaikovsky
  • Editorial: Alamut
  • Formato: tapa dura
  • Disponible en e-book: no
  • Nº de páginas: 514
  • Traducción: Carlos Pavón
  • Ilustración de cubierta: Maciej Garbacz
  • Fecha de publicación: diciembre de 2022
  • Fecha de lectura: diciembre de 2022
  • Enlace de compra: Cyberdark

Por fin puedo hablarte de lo último –de momento– de Adrian Tchaikovsky en castellano. Herederos del caos, como sabrás si eres tchaikovsker de pro, es la segunda parte de la trilogía que Alamut comenzó a publicar en nuestro país en 2018 con la exitosa Herederos del tiempo. Puedes leer la reseña de esa novela que escribí para Origen Cuántico en este enlace. Aunque en aquel momento fui muy cuidadosa con los posibles spoilers –ni siquiera mencionaba las arañas–, al reseñar esta segunda parte no me quedará más remedio que comentar algunos de los sucesos de la entrega anterior. Si no la has leído aún, mejor sáltate esta entrada o corre a leer la novela y después vuelves aquí. Por otro lado, han pasado cuatro años desde que se publicó, así que ya te vale.

Aún recuerdo con toda claridad la sensación que se me quedó al terminar de leer Herederos del tiempo: «esto es una p… maravilla», pensé. Una novela que se desarrolla a través de milenios, a lo largo y ancho del infinito universo, que nos cuenta la evolución de una especie desde su prehistoria hasta su era espacial y aún así consigue que te intereses por todos sus personajes; que presenta a la humanidad al borde de la extinción y contiene todos los elementos propios tanto de la space opera más entretenida como de la ciencia ficción más sesuda y especulativa… Pues eso, es puro sentido de la maravilla, del que te deja con la boca abierta y una sonrisa interior.

El problema es que una primera parte tan redonda pone el listón muy alto en cuanto a expectativas para la segunda entrega. ¿Será capaz Tchaikovsky de repetir su hazaña? ¿Pueden seguir dando juego las arañas, una vez que ya han conquistado el espacio? ¿Se limitará esta segunda parte a continuar con la historia de arañas y humanos, ofreciendo más de lo mismo? En mi opinión, la respuesta a las dos primeras preguntas es claramente un «sí» y a la última un pícaro: «pues sí, pero no». Y ahora es cuando me explico.

En primer lugar, te cuento por qué me respondo con un rotundo «sí» a mis dos primeras preguntas. Herederos del caos es una novela tan entretenida, divertida y con tanto sentido de la maravilla como encerraba Herederos del tiempo. Volvemos a encontrarnos con nuestras amigas las arañas, Portias, Biancas y Fabianes, con Avrana Kern –o, al menos, su conciencia– y con los descendientes de los humanos que llegaron, in extremis, al planeta de las Pórtidas, con las que han llegado a convivir en una paz relativamente ausente de conflictos. Digamos que este es el «presente» de la narración.

Un equipo compuesto por neohumanos y arañas se embarca en una expedición de exploración hacia un lejano sistema del que se han recibido señales de origen aparentemente humano. Recordemos que la humanidad prácticamente se había destruido a sí misma cuando comienzan los acontecimientos narrados en Herederos del tiempo. Así que no queda más remedio que ir a investigar: es posible que aún existan lugares habitados por humanos.

Herederos del tiempo, de Adrian Tchaikovsky
Herederos del tiempo, de Adrian Tchaikovsky (Alamut, 1918)

La estructura de la novela, de forma parecida a lo que ocurría en la entrega anterior, se divide en dos líneas narrativas que transcurren en lugares y tiempos muy alejados entre sí. Sobre el presente de la expedición mixta ya te he hablado. La segunda línea se centra en hechos que ocurrieron en un pasado muy lejano, antes de la autodestrucción de la humanidad, y sigue a un equipo de científicos e ingenieros de terraformación a los que dicho acontecimiento les pilla muy lejos de casa. Ambas líneas convergen en un momento dado. Como ves, la estrategia elegida por el autor se parece bastante a la que utilizó en la primera entrega, aunque esta vez no espera hasta el final para que los protagonistas de sus dos historias se conozcan. Este encuentro ocurre mucho antes y le da pie para tratar uno de los temas principales de esta novela: los problemas de comunicación entre especies inteligentes radicalmente distintas y cómo resolverlos.

Si leíste Herederos del tiempo, recordarás que las arañas se comunican entre sí a base de «bailes» y golpes con sus patas –lo que transmitía las vibraciones oportunas a través de los hilos de las telas de araña–. En el momento en que comienza la expedición, arañas y humanos han avanzado bastante en un sistema de comunicación entre ambas especies, aunque aún no han resuelto todos los problemas. Vale. Pues cuando llegan al sistema del que partieron las señales supuestamente humanas, se encuentran con una civilización que utiliza otros métodos radicalmente distintos a los arácnidos y a los humanos. El lío y los malos entendidos pueden ser brutales –y lo son–.

Como ves, la posibilidad de que los humanos se encuentren con sus semejantes en un sistema planetario muy lejano, el descubrimiento de una nueva civilización bastante extraña –aunque no totalmente ajena– y los problemas de comunicación entre tres especies inteligentes radicalmente distintas bastan para construir una historia entretenida y divertida al mismo tiempo que interesante y especulativa. Hasta aquí, podríamos decir que Tchaikovsky repite fórmula o nos ofrece «más de lo mismo». Y sí, pero no. Porque hay algo más que no te he contado.

El auténtico sentido de la maravilla de esta nueva entrega reside, no en la especulación con la lingüística ni en la puesta en juego de una tercera especie, sino en la introducción de un cuarto elemento del que poco te puedo contar pero que resulta al mismo tiempo divertido y terrorífico, fascinante y peligroso. No diré más, pero no me resisto a dejar aquí un recuerdo de mi adolescencia que me asaltó al terminar Herederos del caos, y que no es otro que la película Juegos de guerra (John Badham, 1983), en la que me enamoré de Matthew Broderick, aunque no es por eso por lo que la recordé ahora. Si lees este libro y has visto la película, ya me cuentas si mi asociación mental te parece acertada.

En resumen, en esta segunda entrega Tchaikovsky continúa con sus carismáticas protagonistas y se remonta miles de años hacia el pasado y hacia el futuro, como ya hizo en Herederos del tiempo, pero consigue ofrecer al lector algo novedoso, sorprendente y que te hará devorar las páginas.

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