
- Título: Frontera oscura
- Autor: Sabino Cabeza
- Editorial: Minotauro
- Formato: Tapa dura con sobrecubierta, e-book
- Nº de páginas: 317
- Diseño de cubierta: Cover Kitchen
- Iconografías de inicio de capítulo: Daniel Aguilar
- Fecha de publicación: octubre 2020
- Fecha de lectura: enero 2021
- Enlace de compra: Cyberdark, Todostuslibros, Amazon, Casa del libro
Frontera oscura ha sido la novela ganadora del Premio Minotauro 2020 y, hasta donde yo sé, la primera obra publicada por su autor. La publicidad de la editorial la presentaba como una novela «llamada a convertirse en el primer clásico español de la ciencia ficción«, o algo por el estilo –no puedo poner la cita exacta, porque tiré la faja en el momento en que empecé a leerlo, como es mi costumbre–. Una frase de este tipo, al menos en mi caso, suele hacer más mal que bien, porque o directamente la tomo por una exageración y puede que ni siquiera le dé una oportunidad al libro o, en caso de parecerme creíble, hace aumentar tanto mis expectativas que el riesgo de que se vean defraudadas crece en la misma proporción.
Sin embargo, es todo un premio Minotauro y, por supuesto, había que leerlo. Además, la sinopsis resulta de lo más atractiva: habla de viajes interestelares, agujeros negros y rescates espaciales. Un caramelo para cualquier aficionado a la ci-fi.
Después de leída la novela, tengo que reconocer que sí tiene un cierto sabor a la ciencia ficción que escribían los autores clásicos de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado. Pero, en todo caso, yo hablaría de un «clasicismo actualizado» que resulta muy gratificante para el lector contemporáneo, tanto si conoce y ama la ciencia ficción de antaño como si no.
La historia principal del libro es la de un rescate en el espacio y en el tiempo, lo cual basta para captar y mantener la atención del lector: las dificultades técnicas que han de resolver las tripulaciones de ambas naves, los peligros inciertos y fatales accidentes que complican aún más la situación, las inevitables paradojas temporales, tan extensamente tratadas dentro del género y tan del gusto de la mayoría de aficionados…
Sin embargo, a pesar de que hay escenas y momentos de acción repartidos por el libro, el tono general es más bien intimista. Por debajo de esa aventura espacio-temporal hay también un viaje personal, el de la capitana de la nave rescatadora, Florence Schiaparelli. Los recuerdos de su pasado, sus reflexiones sobre lo que ha sido su vida hasta el momento –su Media Vida, como más acertadamente de lo que pretende describe su apodo– y sobre lo que será de ella en su incierto futuro salpican todo el libro.
Por otro lado, los escenarios necesariamente reducidos –prácticamente la totalidad de la acción transcurre en el interior de las dos naves que orbitan alrededor del agujero negro– que, en otro tipo de novelas, podrían dar lugar a roces o conflictos entre los personajes, en Frontera oscura tienen precisamente el efecto contrario. Las relaciones personales, dentro de cada tripulación y entre ambas dotaciones se estrechan cada vez más. A pesar de que cada personaje tiene características particulares que podrían resultar irritantes o conflictivas en una convivencia forzada, el trabajo en equipo y el objetivo común de la mera supervivencia consiguen crear lazos casi familiares entre los tripulantes de ambas naves. En este sentido, diría que el libro tiene un cierto toque hopepunk de lo más actual.

Otro aspecto que lo aleja de los clásicos más vetustos –como no podía ser de otra forma en una novela escrita en el siglo XXI– es la importancia relativa de los personajes femeninos. La protagonista es una mujer, capitana de una nave espacial. La comandante de la nave que ha de ser rescatada no solo es también una mujer, sino que es toda una leyenda como pionera de la exploración espacial. Ambas resultan carismáticas como líderes de sus respectivas naves y también como personajes de la novela.
En cuanto al aspecto más científico del libro, a pesar de utilizar conceptos tan improbables como las comunicaciones a través del ansible –si a Ursula K. Le Guin le sirve, a mí también–, y sin ser ninguna experta en astrofísica, diría que resulta bastante verosímil y que está explicado de manera que una persona lega en la materia, como yo misma, pueda comprenderlo. Así que podríamos decir también que Frontera oscura es una obra de ciencia ficción dura, pero bastante asequible para el lector medio.
Por último, aparte del sentido de la maravilla que a todos nos produce pensar en agujeros negros y en qué habrá más allá del horizonte de sucesos, la novela destila también un cierto sentido de la trascendencia entre filosófico y religioso, que está presente en todas sus páginas –desde el momento en que la protagonista bautiza al agujero negro como El ojo de Dios–, pero que se hace más y más evidente a medida que avanza la lectura.
En última instancia, como en algunos de los mejores clásicos de la ciencia ficción –pienso ahora en Arthur C. Clarke– Frontera oscura es una reflexión sobre el sentido de la existencia, sobre si estamos o no solos en el universo, si toda nuestra historia como especie es fruto de una mera casualidad cósmica o si, por el contrario, todos tenemos un papel que cumplir en un plan que alguien, quizás el propio cosmos, ha orquestado de antemano.
En cuanto a la edición, perfectamente cuidada, no puedo terminar la reseña sin recomendarte, en caso de que vayas a leer el libro, que te fijes en los esquemáticos dibujos, de Daniel Aguilar, que aparecen al principio de cada capítulo. Digamos que tienen su propia narrativa.