Ponzoña: terror muy cercano

  • Título: Ponzoña
  • Autor: David Luna Lorenzo
  • Editorial: Premium
  • Formato: rústica con solapas
  • Nº de páginas: 118
  • Ilustración de cubierta: Edu Quiza
  • Fecha de publicación: noviembre 2019
  • Fecha de lectura: enero 2019
  • Enlace de compra: web de la editorial

El 25 de octubre del pasado año 2019 se daba a conocer el fallo del jurado del VII Premio de Novela de Terror Ciudad de Utrera, que daba como ganadora a Ponzoña, esta novela corta de David Luna de la que os quiero hablar hoy.

Cuando conocí el resultado me sorprendí un poco, porque había leído libros anteriores de David, bien de fantasía, bien de ciencia ficción, pero no sabía que también le diera al terror. La verdad es que, si hubiera sabido que se presentaba al premio, no habría habido tal sorpresa: este hombre lo gana todo. Ya tiene en su palmarés un UPC de ciencia ficción –por Éxodo (o cómo salvar a la reina) (Apache Libros, 2017), un Domingo Santos –por el relato La fiebre– y el Chrysalis Award como autor emergente de la European Science Fiction Society. Ahí es .

De los libros de David que he leído, tengo que reconocer que me gustaron más los de ciencia ficción. Me encantaron Éxodo y El ojo de dios (Apache Libros, 2016) –que, por cierto, fue finalista del Alberto Magno–. En cambio, Laberinto Tennen (El transbordador, 2016), me dejó un poco más indiferente, aunque aquí la rara soy yo, a juzgar por el número de fans de lo que ya se ha convertido en una saga.

Así que curiosidad máxima por ver cómo se desenvuelve este hombre polifacético en el género del miedito que, para mi, es un género difícil donde los haya, además de muy personal. Creo que por eso hay tanta variedad dentro del género, desde el horror más gore, que busca revolver tripas, hasta el terror psicológico, que nos busca las cosquillas mentales, con o sin elementos sobrenaturales explícitos.

Y creo que esto es precisamente lo que nos ofrece David Luna en Ponzoña: terror psicológico, con o sin elemento sobrenatural. «Espera, en qué quedamos: ¿con o sin?». Pues exactamente lo que he dicho: con o sin, a gusto del lector, que es quien debe decidir. Pero, en cualquiera de los dos casos, es terror del bueno.

David Luna Lorenzo, autor de Ponzoña, con Andrzej Sapkovski, en el Festival Celsius
David Luna, con Andrzej Sapkowski, en la Eurocon de Barcelona

El argumento de la novela recuerda a clásicos como La semilla del diablo, de Ira Levin: madre cree ver en su retoño signos de posesión demoníaca y lucha por salvarlas a ambas. Sin embargo, la novela tiene un aire fresco, no huele a «historia mil veces contada», puede que por lo peculiar de sus protagonistas, o por la forma en que está narrada. Me explico.

La historia nos la cuenta en primera persona su protagonista, Sandra, una okupa que vive con su pareja en un chalet en construcción, abandonado a causa de la crisis, en medio de una zona residencial. Con esto, para mi la novela ya cobra un aire diferente. Pocas –o, directamente, ninguna– novelas recuerdo haber leído protagonizadas por okupas, al menos si el tema central de la novela no es una crisis económica ni conflictos de barrio o similares.

Ponzoña no trata sobre tribus urbanas ni sobre los efectos de la crisis, pero esta particularidad sí que se deja sentir a lo largo de todo el libro, dándole una pátina social que no existiría si los personajes fuesen más convencionales –aunque, tal y como están los tiempos, me siento tentada a calificarlo de toque costumbrista, más que social–. Además, el hecho no deja de tener su importancia narrativa, como descubrirá quien lea la novela.

Sobre la forma en que está contada, diré que comienza de forma brutal, en un momento temporal que podría corresponder más o menos al final de la historia y, a partir de ahí, Sandra nos va contando episodios de su presente alternados con otros de diversos momentos del pasado: el embarazo, el parto, la estancia en el hospital, los primeros meses tras el nacimiento…

De esta forma, el lector debe ir componiendo la historia en su cabeza. He de reconocer que es un truco bastante habitual en la literatura de ficción en general, pero que conmigo funciona. Exige más concentración que una historia narrada de forma lineal, pero también obliga a permanecer alerta para no perderse detalles.

Por otro lado, al estar narrada en primera persona, una no puede dejar de estar en la cabeza de la protagonista. Ves las cosas con sus ojos, escuchas sus pensamientos –cargados de sarcasmo e ironía muchas veces–, compartes sus sospechas y temores, aunque muchas veces dudes de su cordura. Pero ahí está el meollo de la cuestión: la cantidad de sucesos extraños que nos cuenta Sandra ¿ocurrieron tal como ella los ve? ¿Ocurrieron en absoluto? ¿Hay realmente una conspiración en torno a su hija en la que todos, familia, médicos, vecinos, están implicados?

El autor, muy sibilina e inteligentemente, no se pronuncia. Cada lector ha de llegar a sus propias conclusiones o, simplemente, elegir la opción que sea más de su gusto. Aunque, personalmente, creo que en el desenlace final hay un elemento que no está puesto ahí por casualidad, sino que intenta dar una pista en ese sentido. O puede que no, y se trate de un simple guiño más a la actualidad que vivimos. No mencionaré ese elemento, porque es muy fácilmente reconocible y daría demasiada información. Pero tengo curiosidad por saber si alguien más lo interpreta como yo.

En definitiva, Ponzoña es una novela muy corta de terror psicológico, en la que el autor juega con las percepciones de su protagonista y la empatía que provoca en el lector, sin que el elemento sobrenatural sea inequívoco. Para amantes de las historias terroríficamente ambiguas.

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