
- Título: Los últimos días
- Autor: Brian Evenson
- Editorial: Dilatando Mentes
- Formato: rústica con solapas
- Ilustración y diseño de cubierta: Octavi Segarra
- Traducción: José Ángel de Dios
- Fecha de publicación: septiembre 2020
- Fecha de lectura: agosto 2020
- Enlace de compra: web de la editorial
Tengo que reconocer que empecé a leer Los últimos días con cierta prevención. El título con el que se publicó en inglés la primera parte de este libro –The Brotherhood of Mutilacion (Eartling Publications, 2003)–, la sinopsis y la impactante ilustración de cubierta, de Octavi Segarra, me hacían esperar una historia muy gore, de las que se recrean en la sangre que mana y las vísceras expuestas. Incluso mi marido, que no suele prestar mucha atención a mis libros frikis, cuando vio este sobre la mesa no pudo evitar exclamar «¡¿pero tú qué lees?!».
Y la verdad es que sí, en el libro hay mutilaciones y sangre a montones, pero yo no le pondría el adjetivo gore. Es una historia violenta, como puede serlo una novela policíaca o un thriller –bueno, en realidad, bastante más violenta– pero en ningún momento he sentido la repulsión que me suelen provocar este tipo de escenas cuando resultan gratuitas.
El argumento de la novela sería el clásico de las novelas de misterio, si no fuera por el particular contexto en el que se desarrolla: un policía, que se encuentra en sus momentos más bajos tras haber perdido una mano en su última misión, recibe el encargo de investigar un asesinato. Lo que distingue a Los últimos días de las historias clásicas de detectives es el hecho de que el crimen se ha cometido en la sede de una particular secta, que propugna la mutilación como camino místico hacia la perfección.
Como decía al principio, estos hechos, que se mencionan en la sinopsis, hacen que el lector se espere una historia truculenta, con la mayoría de las páginas salpicadas de sangre, dolor y sufrimiento. No diré que esos elementos no aparezcan en el libro, y en abundancia. Pero no son lo más importante ni lo que merece la pena destacar de Los últimos días.
El libro se compone de dos novelas cortas, La Hermandad de la Mutilación y Los últimos días. La primera se centra en la investigación de Kline, nuestro protagonista, en la sede de la Hermandad y las dificultades con las que se encuentra, en parte debidas al secretismo propio del culto. Aunque su final podría ser perfectamente autoconclusivo –de hecho, esta novela fue publicada en su día de forma independiente–, en el conjunto del libro editado por Dilatando Mentes funciona a modo de introducción para el auténtico descenso a los infiernos de Kline, que se narra en Los últimos días,
Y es que el tema central de la novela, tal como yo lo veo, es precisamente el proceso que lleva a una persona a perder por completo su humanidad. La parte física –la mutilación, ilustrada a través de algunos de los miembros más prominentes del culto– es solo una metáfora del camino psíquico y emocional de Kline, desde la profunda depresión que le produce la pérdida de su mano, al principio de la novela, hasta convertirse en un ser absolutamente carente de emociones y de empatía. Y siendo consciente de su transformación durante todo el proceso.

La lectura de Los últimos días es un viaje alucinante y perturbador. Es el viaje de un hombre arrastrado por las circunstancias en primer lugar, por la curiosidad después y por el instinto de supervivencia en última instancia. Cuando llega al final del periplo, puede que el protagonista haya perdido demasiadas cosas en el camino, y no me refiero solo a miembros u otras partes del cuerpo.
Subyacente a toda la historia, hay también una crítica evidente hacia el fanatismo religioso de cualquier signo, encarnado en ese culto antinatural hacia la mutilación y alguna otra secta que cobra protagonismo en la segunda parte del libro. Algunas de las escenas y diálogos son especialmente ilustrativos del sinsentido que puede suponer el culto religioso llevado al extremo.
Como decía al principio, aunque la historia es bastante truculenta, profusa en muerte y mutilación, en ningún momento llega a resultar repulsiva. El autor no se recrea en descripciones detalladas. Más bien su estilo a la hora de narrar los actos más sangrientos es escueto, incluso diría que meramente informativo. Y, además, ayuda muchísimo el innegable humor que discurre por el fondo de la novela, sobre todo en los diálogos.
El toque de atención lo tenemos ya en las primeras páginas del libro, cuando Kline recibe una misteriosa llamada telefónica y es reclutado para su misión. No diré que resulten desternillantes, pero sí se suceden, a lo largo de las páginas, diálogos entre absurdos y surrealistas, hasta el punto de resultar cómicos. Especialmente, el binomio Gous y Ramse, a pesar de desempeñar un papel realmente siniestro, funciona como pareja cómica desde el principio hasta el final. Y además, es un tipo de humor muy bien ajustado al tema del libro: lo absurdo de los diálogos pone de relieve lo absurdo del culto fanático.
Resumiendo, Los últimos días resulta un libro perturbador, no por la violencia que destilan sus páginas, sino por lo que hay detrás. A pesar de narrar una historia de lo más truculenta, me atrevería a recomendárselo incluso a los lectores más remilgados, porque no hay recreación gratuita en el casquerío y porque el humor subyacente hace que se disfrute mucho más la lectura.
En cuando a la edición, aunque la que tengo no es la definitiva, está tan cuidada como todas las de la editorial Dilatando Mentes, que ya ha hecho de ese mimo hacia los textos una marca de la casa. No solo hay que destacar la magnífica ilustración de la cubierta, de Octavi Segarra y el resto de láminas a todo color que contiene el libro. También es muy de agradecer el extenso postfacio firmado por Peter Straub, en el que da las claves de la novela, relacionándola con la obra anterior y con la propia biografía del autor.
Buenas Consuelo.
Tuve sensaciones similares y parecido prejuicio al empezar con su lectura, pero me vi sorprendido por el ritmo y el tratamiento de la historia, que ofrece lo que promete, pero también mucho más sobre la psique humana, las relaciones y los viajes de descenso espiral y violencia al abismo. Por las peculiaridades de su protagonista.
Coincido de pleno con la reseña.
Un abrazo.
¡Muchas gracias, Román!