
- Título: La ciudad mimética
- Autora: Mari Carmen Copete
- Formato: rústica con solapas
- Nº de páginas: 489
- Disponible en e-book: sí (Lektu)
- Ilustración de cubierta: Elisa Ancori
- Fecha de publicación: abril de 2021
- Fecha de lectura: octubre de 2021
- Enlace de compra: web de la editorial

Esta ha sido mi primera lectura en el mes de octubre para colaborar en la iniciativa #LeoAutorasOct, y aquí te traigo mi reseña.
Si tengo que pensar en algo que defina a La ciudad mimética como novela, diría que es una mezcla muy lograda de thriller policial, terror y ciencia ficción lovecraftiana, donde el horror tiene una dimensión cósmica e inconmensurable. Pero me quedaría corta, porque contiene muchos más elementos que la hacen interesante y muy disfrutable.
El eje sobre el que gira la trama del libro son los ciclos de asesinatos en serie que azotan a la ciudad de Valencia desde hace un par de décadas: dos veces al año, en enero y en junio, se producen cientos de asesinatos salvajes y también desapariciones inexplicables. Los cadáveres se acumulan en las morgues, de manera que los servicios forenses y la policía se ven literalmente desbordados e incapaces de resolver estos crímenes.
Además, por si fuera poco, las pruebas científicas y forenses arrojan resultados extraños e inexplicables que mantienen a los investigadores en un estado de confusión permanente: en más de veinte años y tras miles de asesinatos, aún no han sido capaces de identificar a un sospechoso o realizar una detención.
Uno de estos investigadores es el protagonista de la novela, el inspector Eduardo Castañeda. Como suele ser habitual en la literatura de serie negra, se trata de un personaje atormentado por sus propias circunstancias personales: la desaparición de su mujer y la trágica muerte de su hijo pequeño un año después. Sin embargo, el desarrollo posterior de este protagonista no es tan habitual en el género negro.
Por otro lado, los ciclos han propiciado la aparición de todo tipo de conjeturas, doctrinas místico-religiosas y teorías de la conspiración entre una población que vive con angustia e incertidumbre cada ciclo y no comprende por qué la policía parece tan inepta a la hora de capturar a los culpables.

Entre esos grupos que proliferan por las calles y también en Internet, destaca uno cuyos miembros creen en la existencia de una ciudad mimética, un lugar ajeno a nuestro mundo, quizás situado en otra dimensión, pero que tiene que estar relacionado con la aparición de los ciclos y con los irresolubles asesinatos.
Me parece especialmente destacable la forma en que se desarrolla la novela. Al comenzar su lectura, como decía, parece que nos encontramos ante una novela de asesinatos en serie, con muchos detalles sobre la investigación policial y un inspector de policía abrumado por su tragedia personal. Pero poco a poco la historia se va volviendo no solo más intrigante, por los resultados insólitos de las investigaciones, sino también más y más oscura, avanzando imparable hacia el horror.
En ese cambio progresivo de tono colaboran varios elementos a lo largo de la novela. Por un lado, la descripción del modus operandi del asesino –o asesinos– y de las lesiones de los cadáveres encontrados: sin llegar al extremo de recrearse en detalles, sí que resulta descarnada y, por momentos, dura de leer.
Por otro lado, los derroteros que sigue la investigación pronto llevarán al lector a descubrir al monstruo que se esconde en el interior del ser humano, bastante más terrorífico que cualquier criatura imaginaria.
Los dos elementos que acabo de mencionar son habituales en el género negro, pero al inicio de la reseña hablaba de una mezcla de géneros. Esta se aprecia prácticamente desde el principio de la novela, pues la autora va dejando caer pistas que permiten anticipar el giro hacia lo extraordinario que irá teniendo lugar de forma paulatina, hasta desbancar definitivamente a la trama de investigación policial.
Sin embargo, hay también pistas, esta vez más sutiles pero igualmente identificables, sobre otro giro que, esta vez, pivota sobre un personaje concreto y tiene que ver con el tema principal que, desde mi punto de vista, planea sobre todo el libro, y que no es otro que la violencia como mal endémico. La autora lleva a sus lectores a un perturbador paseo a lo largo del cual se puede observar todo tipo de violencia, provocada por los más variados motivos o excusas, según se mire: desde la ira incontrolable hasta el «porque puedo», pasando por los deseos de venganza o el trauma soterrado. En cualquier caso, a mí me ha parecido un viaje fascinante.