La Belleza: una fábula perturbadora

La Belleza, de Aliya Whiteley
  • Título: La Belleza
  • Autora: Aliya Whiteley
  • Editorial: Dilatando Mentes
  • Formato: rústica con solapa
  • Disponible en e-book: no
  • Nº de páginas: 137
  • Traducción: José Ángel de Dios García
  • Ilustración de cubierta: Raul Ruiz
  • Fecha de publicación: julio de 2021
  • Fecha de lectura: octubre de 2021
  • Enlace de compra: web de la editorial
Cartel de #LeoAutorasOct 2021, obra de Laura Soriano

Segunda lectura y segunda reseña del mes para la iniciativa #LeoAutorasOct. Hoy os traigo a Aliya Whiteley, una escritora británica a la que no conocía. Hasta donde sé, esta es su primera obra traducida al español, y esperemos que no sea la última.

La Belleza es una novela muy corta, que se lee en un par de horas, pero que seguirá resonando en tu cabeza mucho tiempo después de haberla terminado. Sin revelar demasiado de la trama, hay dos aspectos que me gustaría destacar: por un lado, la cantidad de temas distintos que toca y los ecos que despertó en mi cabeza y, por otro, la maravillosa forma en que está escrita, consiguiendo un tono casi de fábula o alegoría. ¿Vamos por partes?

Temas y resonancias

La premisa de la que parte La Belleza está muy bien resumida en la sinopsis: una enfermedad desconocida ha matado a todas las mujeres del mundo. Los hombres, únicos supervivientes, se enfrentan a una extinción segura ante la imposibilidad de la reproducción. Una pequeña comunidad, que suele reunirse por las noches para escuchar historias de su pasado, descubre la existencia de unos peculiares hongos que pueden estar a punto de cambiarlo todo.

La idea de un mundo sin mujeres me trajo a la cabeza un par de relatos de James Tiptree Jr., publicados este mismo año por Crononauta en la colección Una mirada a Alice B. Sheldon, cuya reseña puedes leer aquí. Uno de esos cuentos plantea precisamente la idea contraria: un futuro sin hombres. Esterilidad forzada, en cambio, relata cómo una epidemia de violencia hace que los hombres asesinen a las mujeres, que parecen abocadas a la aniquilación total. Hay notables diferencias entre este cuento y La Belleza, aunque creo que no debo comentarlas para no revelar demasiado del libro que nos ocupa. Sin embargo, resulta evidente la idea común en los dos textos: la posible extinción de la especie humana por la desaparición de uno de los sexos.

El hecho de que La Belleza haya sido incluida en la lista de honor del Premio James Tiptree Jr. –actualmente, Otherwise Award– uno que trata de incentivar «la narrativa de ciencia ficción y fantasía que expande y explora nuestro concepto del género» ya es una buena pista sobre algunos de los temas que aparecen en la novela.

Hay también paralelismos con obras de Octavia E. Butler o John Wyndham sobradamente conocidas por los aficionados a la ciencia ficción. Sin embargo, la simple mención de esas obras sería demasiado reveladora. De hecho, estas a las que me refiero y algunas más aparecen en la Miscelánea que los editores añaden, con muy buen criterio, al final del libro, así que no incidiré más sobre ellas. En cambio, se me ocurre añadir una novela de Elia Barceló que reseñé aquí ¡cuidado!, si pinchas en el enlace puede que obtengas demasiada información sobre algunas cosas que pasan en el libro de Whiteley.

Por otro lado, una novela que me vino a la cabeza leyendo La Belleza, como un eco, en una de esas conexiones extrañas que probablemente solo ocurren en mi cabeza, es El señor de las moscas, de William Goldman. En este grupo de hombres que ha perdido a sus mujeres y tratan de organizarse como mejor pueden hay algo de esos niños librados a su suerte en una isla desierta. Al principio reinan el civismo y la convivencia dentro de unas normas consensuadas; pero cuando un elemento extraño viene a perturbar ese frágil orden establecido, la división de opiniones se hace patente y la violencia irrumpe con fuerza y consecuencias devastadoras.

Si tuviera que elegir uno solo de los temas que se tratan en La Belleza para destacarlo por encima de los demás, sería seguramente el papel que desempeñan las mujeres en las mentes de los hombres. No me refiero aquí a la mera puesta en cuestión de los papeles de género tradicionales –que también aparece, cómo no, en la novela–, sino a las múltiples necesidades emocionales masculinas que vienen a ser cubiertas, habitualmente, por las mujeres. Los hombres del Valle de las Rocas se encuentran desamparados sin sus contrapartes femeninas y, cuando ese elemento extraño viene a cambiarlo todo, Whiteley nos muestra de forma magistral cómo en sus mentes y en sus corazones se confunden y mezclan los papeles de madre, esposa y amante, de ama y esclava, de dueña y objeto poseído. Es algo que quizá no constituya el objetivo último de la autora, pero que, a mi parecer, planea sobre toda la historia, haciéndola aún más conmovedora y perturbadora si cabe.

Aliya Whiteley
Aliya Whiteley

Y todo en forma de fábula

En realidad, en el epígrafe anterior no he mencionado ni hecho referencia a todos los temas que aparecen en La Belleza. De hecho, he dejado uno de los principales para esta segunda parte de la reseña, porque creo que tiene mucho que ver también con la manera en que está escrita, consiguiendo un ajuste perfecto y muy poco corriente entre forma y fondo. Me explico.

El protagonista y narrador de la novela, Nathan, tiene un don para unir las palabras formando cuentos. Él es el encargado de entretener a sus compañeros, todas las noches, alrededor de la hoguera. Les cuenta historias sobre sus mujeres muertas, sobre los inicios de su comunidad y, con el tiempo, también historias sobre lo que está ocurriendo en su presente y otras, inconclusas, sobre lo que les deparará el futuro.

Aparte de la intrínseca belleza de la imagen de unas personas reunidas alrededor del fuego para escuchar historias, lo mágico en esta novela es cómo esos cuentos van dando forma al pasado, cómo modifican los recuerdos privados hasta convertirlos en algo comunitario y formalmente asumido como verdad. Nathan, al narrar los sucesos del pasado, le da forma a este hasta convertirlo en la auténtica historia de la comunidad. Aunque, por supuesto, él mismo es consciente de la capacidad de sugestión que esconden las palabras.

La casa también es antigua: un pequeño edificio de ladrillos a la entrada del Valle, donde una vez moró un vigilante que custodiaba la reserva y la protegía de la humanidad. O eso es lo que cuenta la historia.

La Belleza, pág. 49

Lo verdaderamente perturbador aparece cuando ese poder de dar forma a la realidad a través del lenguaje se convierte en una herramienta para manipular al grupo e imponer nuevas normas o, al menos, intentarlo.

A lo largo del libro aparecen transcritas muchas de las narraciones de Nathan, todas ellas vestidas de cuentos pero encerrando potentes mensajes tras su aparente inocencia, como las fábulas tradicionales o las parábolas bíblicas. Pero es que toda la novela es en sí una narración fantástica plagada de ideas de enorme trascendencia, convirtiéndose así en una fábula sobre el poder de la fabulación.

Para terminar la reseña, simplemente añadiré algunos comentarios sobre la cuidada edición de Dilatando Mentes. Además de la ya mencionada Miscelánea, el libro incluye un interesante y acertado prólogo de María Teresa Morín, así como ilustraciones interiores. La imagen de la cubierta, de Raúl Ruiz, posee la misma belleza poética y extraña que la historia que esconde detrás.

En definitiva, una fascinante fábula sobre el poder de la fabulación que incluye entre sus páginas importantes reflexiones sobre el género, la violencia y el futuro de la humanidad.

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