La tierra hueca: profunda y diferente

  • Título: La Tierra hueca
  • Autora: Beatriz García Guirado
  • Editorial: Aristas Martínez
  • Formato: rústica con solapas
  • Nº de páginas: 188
  • Ilustración de cubierta: Wild River, Roberto Rodríguez Redondo (2014)
  • Fecha de publicación: marzo 2019
  • Fecha de lectura: enero 2020
  • Enlace de compra: web de la editorial

Este es uno de esos libros que hacen que lamente no tener imaginación suficiente como para acuñarles un género propio. Lo califico como Fantasía porque precisamente en esa categoría fue ganador de los Premios Amaltea 2019, organizados por la web cultural Filmtropía.

No es que yo niegue que sea una novela de fantasía, sino que creo que es mucho más que eso o, al menos, se trata de una fantasía diferente, con personalidad propia. Hay multitud de elementos fantásticos, muchos de ellos inspirados en la tradición cultural y mitológica de la Amazonia, pero también en clásicos como Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne.

Por otro lado, la idea para La Tierra hueca surge, en parte, de los recuerdos de la autora de una breve estancia en Brasil. Puede que este sea el origen de un cierto aroma a realismo mágico que se disfruta a lo largo de todo el libro. Así que el elemento fantástico está asegurado. Pero es también un libro de viajes y de aventuras. Y más cosas.

El viaje de Alexander

La Tierra hueca narra en primera persona el viaje por la imaginaria región de Nakajo de su protagonista, Alexander Gorski, tratando de desentrañar un misterio.

Cuando el joven antropólogo Alexander Gorski lee en la prensa: «Los restos del explorador Alexander Gorski son hallados en la jungla de Nakajo», se ve obligado a emprender un apoteósico periplo para esclarecer el malentendido.

La Tierra Hueca, sinopsis

Sin embargo, cuando emprende su viaje, Alexander se da cuenta de que, en realidad, está siguiendo las huellas, físicas y vitales, de varios exploradores desaparecidos en la misma zona, en épocas diferentes, pero en circunstancias curiosamente similares. Algunos de estos exploradores son personajes de ficción, pero también aparecen otros, como Percival Fawcett o Michael Rockefeller, que existieron en realidad y desaparecieron en distintas zonas del globo.

Acompañamos a Alexander en su recorrido por ciudades, pueblos y poblados indígenas atribulados por fenómenos tan sorprendentes como lluvias de piedras o caídas de meteoritos con propiedades supuestamente curativas; le seguimos también en su expedición a lo más profundo de la jungla, atravesada por el río Serpiente, cuyas aguas a veces transportan algo más que peces.

Beatriz García Guirado
Beatriz García Guirado. Foto: Diana Rangel / The Objective

En cada lugar que visita encuentra indicios del paso de otros exploradores desaparecidos, de los que se va convirtiendo en un calco, siempre guiado y acompañado –o acosado– por una misteriosa figura femenina, de oscuras y desconocidas intenciones.

Será porque, en el fondo, seguir los pasos de otro lo convierte en nuestro ancestro

La Tierra Hueca, pág. 38

Entre los peligros que le acechan en la jungla no serán los peores las tribus caníbales, los reductores de cabezas, los líderes mesiánicos ni los sicarios de la Bicha –esbirros de las corporaciones que explotan la selva y que no tienen escrúpulos a la hora de eliminar testigos de sus atropellos contra el medio ambiente–. Quizás el peor peligro al que deba enfrentarse Alexander –y quienes le rodean– sea él mismo.

Experiencia lectora

La prosa de García Guirado es elegante y precisa, abundante en imágenes contundentes. Pero es que todo el libro puede interpretarse como una gran y contundente alegoría. Nos habla de un enfrentamiento ancestral entre el ser humano y la naturaleza, sufridora y silenciosa hasta que decide cobrarse venganza. A través de esa especie de eterno retorno que vive Alexander al seguir los pasos de los exploradores desaparecidos, La Tierra hueca habla también de la memoria genética, del inconsciente colectivo, de nuestra identidad más elemental como especie.

Aunque sea un libro de viajes y aventuras, no es una lectura ligera. Está narrado, casi todo el tiempo, por el propio Alexander en primera persona y, en su narración, mezcla sus vivencias en la selva –a veces distorsionadas por los sueños y las drogas– con recuerdos de su vida anterior y con el relato de lo que sabe sobre otros exploradores desaparecidos, cuyos nombres y circunstancias corren peligro de mezclarse en la mente del lector poco atento.

Pero el pequeño esfuerzo exigido se ve más que compensado por otros valores añadidos. A lo largo del viaje de Alexander asistimos a multitud de hechos insólitos y maravillosos, que nos son narrados con toda naturalidad y que se asumen en la cotidianidad de los lugares donde ocurren. De esta forma, la novela está cubierta por una ligera pátina que recuerda al realismo mágico. Es una delicia cómo Guirado sumerge de lleno al lector en el ambiente extraño, aunque totalmente asumido y normalizado, de cada uno de los pueblos por los que pasa su protagonista.

En conclusión, La Tierra hueca es una novela de aventuras en la selva, donde los mitos y leyendas amazónicos se mezclan con teorías fantásticas y conspiranoicas para ofrecer una profunda reflexión sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza.

3 comentarios

  1. Leí hace tiempo El silencio de las sirenas, también de Beatriz, y describe bastante a la perfección lo mismo que sentí al leer su otra obra. Por supuesto, esta ya la tenía en wishlist. Un abracico 🙂

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