
- Título: Cuarenta mil años sin ti
- Autora: Paula Gil
- Editorial: Nowevolution
- Formato: e-book
- Nº de páginas: 200
- Ilustración de portada: Viktoral-123rf.com
- Fecha de publicacíón: abril 2020
- Fecha de lectura: mayo 2020
- Enlace de compra: web de la editorial
Esta primera novela de Paula Gil García, disponible de momento solo en versión digital, nos traslada a un futuro bastante cercano, en el que podemos ver cómo han avanzado sobre todo la robótica y la genética. Los coches sin conductor, la realidad virtual en la vida diaria, los robots de limpieza y robots-niñera y las mascotas clonadas son algunas de las novedades que nos encontramos.
La historia comienza con mucha garra, mencionando dos acontecimientos aparentemente aislados pero que supondrán, cada uno a su modo, un punto de inflexión en la historia de la humanidad.
El primero de los sucesos descritos tiene que ver con el cambio climático, por lo que podríamos esperar una novela sobre el futuro ecológico de la Tierra, pero en realidad funciona más como un escenario, un mero contexto en el que situar la historia.
El segundo acontecimiento se refiere a un accidente causado por la inacción de un robot. Esto ya nos trae ciertos ecos de Asimov y sus famosas leyes de la robótica, pero en Cuarenta mil años sin ti, aunque utilizados en numerosos ámbitos de la vida, los robots aún son muy básicos, y solo son capaces de realizar aquellas tareas para las que están programados. Este segundo suceso sí que tendrá un papel central en la novela, como desencadenante de la trama.
Parte de la historia nos la cuenta en primera persona una de sus protagonistas, Laia, una traductora que se ha visto sustituida en su trabajo por un sofisticado software de traducción y que hace girar su vida en torno a su hija recién nacida, ya que no encuentra en su marido el apoyo que esperaba. Los capítulos narrados por Laia se van alternando con otros, en tercera persona, protagonizados por otras dos mujeres: Mónica, una bióloga molecular que trabaja para una de las grandes corporaciones que «fabrican» mascotas clonadas y genéticamente modificadas a partir de fósiles prehistóricos; y Tessa, una joven inadaptada que se ve obligada a alquilar su vientre para aliviar sus apuros económicos.
Naturalmente, las historias de las tres mujeres convergerán en una trama que pone de manifiesto la ética cuestionable de la eufemísticamente llamada «maternidad subrogada», y el posible mal uso de la ciencia y el progreso técnico en muchos otros aspectos. La presunta ineptitud de los robots en situaciones no previstas hace que una corporación sin escrúpulos tenga la brillante idea de fabricar clones de homínidos prehistóricos para utilizarlos como mano de obra barata –o esclava– y sustituir así a los robots.
La novela se lee con facilidad, pues está escrita con un estilo directo y eficiente, sin grandes alardes ni pretensiones. El ritmo es bastante ágil, a pesar del cambio constante de narrador y protagonista, y precisamente gracias a ello consigue mantener la atención del lector, intrigado al principio por saber cómo y cuándo van a confluir las tres tramas y, más tarde, por el ritmo acelerado que va tomando la historia, con huidas, persecuciones y algún tiroteo.
Sin embargo, quizás precisamente por esa búsqueda de la agilidad y rapidez de la narración, hay algún hilo que queda suelto. Más que hilos sueltos, digamos que ciertas cosas que ocurren resultan sencillamente inexplicables en buena lógica, y quizás hubieran merecido un poco más de atención, aun a costa de ralentizar un poco el ritmo.
En cuanto al fondo de la novela, es claramente una crítica hacia el abuso de la ciencia sin ningún tipo de control ético. Sin embargo, y esto es cuestión de gustos personales, yo hubiera preferido un poco más de ambigüedad, algo que no dejara tan claras las premisas y provocara más reflexión. Me he quedado con la impresión de que me lo daban todo demasiado masticado, y aún así algunas de las ideas que se exponen no terminaron de convencerme.
En cualquier caso, Cuarenta mil años sin ti es una novela que se lee de un tirón y con interés y que trata de advertir sobre un posible futuro deshumanizado en muchos aspectos, no solo por el desarrollo de la robótica, sino por la búsqueda del lucro a toda costa y la falta de escrúpulos a la hora de utilizar la ciencia con ese objetivo.