motores de sangre: acción y diversión sin tregua

  • Título: Motores de sangre
  • Autor: Tim Pratt
  • Editorial: La máquina que hace Ping!
  • Traducción: Roberto Pino Botella
  • Formato: rústica con solapas
  • Nº de páginas: 303
  • Ilustración de cubierta: Thierry Torres Rubio
  • Fecha de publicación: julio 2020
  • Fecha de lectura: julio 2020
  • Enlace de compra: web de la editorial

Reseña de Darío D. Anzalone

¿Te gusta la fantasía urbana? ¿Disfrutas de una buena historia con magia y seres sobrenaturales escondidos en la sociedad actual? ¿Crees que todo sería mejor si tu vecino pudiera ser un mago o un vampiro milenario? Si es así, ¡Marla Mason ha venido a patearte el culo!

La maquina que hace Ping! ha publicado recientemente Motores de Sangre, traduciendo el primer libro de la saga de Marla Mason escrita por Tim Pratt. El libro original es de 2007, y la saga va por diez libros más varias precuelas y conjuntos de relatos. Curiosamente, en EEUU se ha publicado bajo el seudónimo T.A. Pratt, que no permite adivinar el género del autor, a petición de su editor, que argumentaba que la fantasía urbana vende más si la ha escrito una mujer. En fin, cosas veredes, que diría Don Quijote (o algún otro).

Aquí sí se publica bajo su nombre habitual, Tim Pratt, con el que es más conocido (o ha sido más traducido) por su ficción corta. La propia La Maquina que hace Ping! ha publicado hace poco la antología Pequeños dioses y otros cuentos blancos. El cuento que le da título se puede encontrar en el imprescindible blog de Marcheto y no podría recomendároslo más, porque debe ser de lo más bonito y melancólico que he leído nunca. Alguna vez me han comentado que tiene un aire a Gaiman, y estoy de acuerdo.

Tim Pratt
Tim Pratt (o T.A. Pratt)

Sin embargo, en Motores de Sangre Pratt cambia bastante de registro. Marla Mason es fantasía urbana, pero no melancólica, bonita o romántica, sino bastante sucia, cruel y enfocada a la acción. Diría que, al contrario que Pequeños dioses, es un libro nada poético, y el tono es intencionadamente diferente, buscando ser más comercial. Entiéndase comercial como un elogio, en el sentido de que Pratt aquí no busca conmoverte, sino darte un chute de adrenalina. Es la diferencia entre ponerte como peli navideña Love actually o La jungla de cristal. Al igual que en el film de Bruce Willis, Pratt aprieta el acelerador de la acción en el primer párrafo y no lo suelta hasta el final.

Es una novela de fantasía urbana con claras reminiscencias de otras, especialmente de la conocida saga de Harry Dresden de Jim Butcher. Al igual que en ella, tenemos un personaje protagonista (Harry en aquella, Marla aquí) encargado de mantener un cierto orden mágico en una zona, y se nos narran sus aventuras con distintos adversarios y aliados de naturaleza tanto mística como terrenal en la sociedad actual. Sin embargo, el tono es ligeramente diferente, ya que sin perder un cierto matiz de humor o socarronería, tiene un punto más duro que las aventuras de Dresden, una ligera pincelada de Hellblazer, donde no abundan los finales felices para todo el mundo.

Por resumir brevemente la historia, en Motores de Sangre conocemos a Marla Mason, hechicera jefe de Felport, una ciudad en la que está encargada de regular el uso de la magia y, ya de paso, controlarla como si fuera una madrina de la Mafia. El hecho es que una rival planea lanzar un terrible hechizo contra ella y, para evitarlo, Marla necesita usar una reliquia mágica de San Francisco, para lo que viaja a esa ciudad donde se entrevistará con un viejo amigo que la podría ayudar. Sin embargo, todo esto no resulta más que un enorme McGuffin, dado que al poco de llegar se tropieza con un lunático que quiere resucitar a una antigua diosa azteca y está atacando a los distintos magos con cierto poder que hay en la ciudad. Por tanto, aunque el problema del hechizo de su rival sigue muy en el fondo, la novela trata de las acciones de Marla y sus acompañantes mientras van conociendo a los distintos magos y tratan de evitar la resurrección de la sanguinaria diosa. En el proceso, la protagonista masuña todo el orden de poder establecido en San Francisco hasta no dejar títere con cabeza…

Es una novela claramente orientada a la acción. No esperéis complejas definiciones de personajes o poéticas descripciones de paisajes. Aquí todo el rato están pasando cosas, yendo de una escena a la siguiente, con abundantes peleas, duelos mágicos y catastróficas secuencias. Lo que, por cierto, la hace divertidísima, una autentica montaña rusa pasa-páginas donde no hay un momento para aburrirse.

Al no ser una novela de personajes, y quizá sumado a su especial carácter, no he llegado a empatizar del todo con Marla. Tiene un punto más egoísta que Dresden o incluso Constantine. Deja claro desde el principio que, aunque protege su ciudad, ella quiere el poder y la autoridad, y que, llegado el caso, sacrificará a personas inocentes o incluso a sus amigos si es necesario. Resultan mucho más simpáticos (e incluso interesantes como personajes, al menos por ahora) sus acompañantes. El agradable e idealista B (Bradley Bowman), una antigua estrella de cine que fue dejando la actuación cuando empezó a ver el futuro y a hablar con seres fantásticos, y Rondeau, el lugarteniente de Marla, una especie de parásito mental bastante buena gente que habita el mismo cuerpo hace mucho, y que no tiene muy clara su propia naturaleza. Los diálogos entre ellos y con Marla están muy conseguidos. El resto de los personajes, como los antagonistas y otros actores que pasan por las páginas de la novela, son pintorescos, innovadores dentro de los clichés y dan variedad al libro: desde dioses-serpiente atrapados como esclavos, hasta una maga que vive en un tren perpetuamente en movimiento.

Cubierta de Blood engines, Spectra Books, 2007
Cubierta de la edición original, de Spectra Books, 2007

Pratt no se molesta en demasía en explicar la magia o cómo funciona. No esperéis aquí las reglas de la magia de Sanderson. Al menos en esta primera novela no se explica apenas quién puede hacer magia y quién no, o qué implica hacerla, o cuáles son sus límites. Sencillamente hay seres mágicos y también magos humanos que hacen hechizos. Por suerte, el autor no aprovecha la falta de reglas para inventarse soluciones deus ex machina a los problemas de Marla, y aunque no las explicite, sí te de la impresión que la magia tiene limitaciones.

La novela se desarrolla de forma muy ágil hasta su desenlace, donde se aclara la trama principal y el McGuffin del hechizo de su rival. Así que no temáis por que pertenezca a una saga, la novela es completamente autoconclusiva. Como comentario, la resolución del McGuffin sí me pareció un poco facilona, pero como es eso, un McGuffin, pues tampoco resta al interés de la trama en sí.

Respecto a la edición, aquí tengo que dar una pequeña colleja a la editorial… El libro físicamente está bien, con buen papel y una edición cuidada. No soy muy fan de la ilustración de portada, pero eso ya va en gustos. La traducción es correcta, a pesar de encontrarme alguna frase que en su conjunto sonaba un poco rara. Lo que sí me chirrió algo más es que hay bastantes rayas de diálogo donde no toca, en párrafos que no son diálogos, y luego en otros que sí son, faltan. Vendría bien una corrección de cara a una segunda edición. Para mí no llega a hacer insufrible la lectura ni mucho menos, ya que no me suelen importunar mucho estas cosas, pero ahí están.

En resumen, Motores de Sangre da exactamente lo que promete: magia, acción urbana, diversión y palomitas. Me duró dos días literalmente, que es muy poco para mi velocidad lectora habitual (en serio, cómo hará esa gente que se lee más de un libro por semana 😉), pero realmente pasan tantas cosas que no puedes dejar de pasar páginas. Tal vez no te vaya a hacer reflexionar sobre profundos temas, pero a veces solo quieres divertirte leyendo, y no es fácil escribir un libro tan entretenido como este. Si la temática te atrae, es un libro recomendadísimo. Yo, por mi parte, me quedaré sin duda a la espera de la traducción de más aventuras de Marla Mason.

3 comentarios

  1. Una de mis próximas lecturas en cuanto termine con Holden CaraPan, este verano no me da para mucho más la cabeza que acción a raudales, y si viene de Tim Pratt, mejor que mejor 🙂

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