El hechicero de la corona: magia y desigualdad

  • Título: El hechicero de la Corona
  • Autora: Zen Cho
  • Editorial: Duermevela
  • Formato: rústica con solapas
  • Nº de páginas: 461
  • Disponible en e-book: sí
  • Traducción: Carla Bataller Estruch
  • Ilustración de cubierta: Cinthya Álvarez
  • Ilustraciones interiores: Almudena Martínez
  • Fecha de publicación: mayo de 2022
  • Fecha de lectura: octubre de 2022
  • Enlace de compra: web de la editorial
Cartel de #LeoAutorasOct2022

Aunque esta no sea mi última lectura del mes de octubre, seguramente sí será la última reseña para #LeoAutorasOct, que ya estamos a día 31, noche de difuntos, brujas y horrores varios, y mañana será otro día y otro mes.

El hechicero de la Corona es una novela de intriga y aventuras ambientada en una Inglaterra decimonónica donde la magia y los seres feéricos son algo perfectamente asumido e institucionalizado, aunque en el momento en que comienza la acción las relaciones entre el mundo real y la corte mágica no se encuentran en su mejor momento, y la magia parece estar agotándose. La guerra con la Francia napoleónica y las tensas relaciones diplomáticas entre ambos países aparecen también al fondo de este paisaje, mezcla de realidad histórica y fantasía.

Y este es uno de los puntos que más me han gustado de la novela: la forma en que traslada problemas históricos –y, por desgracia, muy actuales aún– reales, como el racismo o la discriminación de las mujeres, a un contexto de fantasía, de manera que El hechicero de la Corona puede leerse como una simpática y entretenida novela de aventuras mágicas –que lo es–, pero también como una aguda crítica a las actitudes y prejuicios sociales más rancios de nuestra historia, de los cuales aún somos, lamentablemente, herederos.

Las aventuras mágicas

La trama se centra en dos personajes principales: el joven y recién nombrado hechicero real, Zacharias White, un estudioso de las fuerzas ocultas y líder de la Sociedad mágica, y la audaz, escasa de escrúpulos y excepcionalmente dotada para la magia Prunella Gentleman, que aprovecha la visita de Zacharias a la escuela de señoritas en la que trabaja para fugarse a Londres buscando escalar puestos y unirse a la alta sociedad. Los caminos de ambos personajes se cruzarán y terminarán inevitablemente entrelazados por el discurrir de los acontecimientos.

El hechicero real debe enfrentarse, por un lado, a la progresiva desaparición del flujo de magia procedente del mundo feérico y, por otro, a una conspiración para derrocarle e incluso acabar con su vida, al mismo tiempo que intenta enseñar a la joven Prunella a controlar sus poderes mágicos. Esta intentará labrarse una posición ventajosa en la rígida sociedad londinense al mismo tiempo que recibe un extraño legado que la hace plantearse lo poco que sabe sobre sus propios orígenes. Por si fuera poco, una poderosa hechicera procedente de una isla malaya y sus diferencias con el sultán de la misma amenazan el frágil equilibrio diplomático entre las potencias occidentales y la corte feérica.

Tenemos así, en la novela, muchísimos de los elementos clásicos de las historias de fantasía y aventuras: sociedades mágicas con un poderoso hechicero al frente y conspiraciones por el poder; una joven excepcionalmente hábil y lenguaraz, con ciertos rasgos de pícara clásica, que desconoce todo sobre su pasado aunque, evidentemente, terminará por descubrirlo; una corte feérica poblada por seres de leyenda con los que hay que andarse con pies de plomo, pues se rigen por unas reglas y una lógica radicalmente distintas a las humanas, y son bastante aficionados a tender trampas y proponer tratos envenenados.

Zen Cho

Las escenas de acción –mágica la mayor parte de las veces– se suceden en distintos escenarios, desde lujosos bailes y recepciones sociales a parques londinenses y la propia corte feérica, y se alternan y a veces incluso coinciden con situaciones y diálogos realmente hilarantes aunque, eso sí, respetando siempre las normas de la más exquisita cortesía, incluso durante los enfrentamientos más enconados. Como ves, el entretenimiento y la diversión están asegurados.

Los temas que subyacen

La verdad es que he hecho un poco de trampa, y en el apartado anterior no te lo he contado todo sobre los personajes principales ni sobre los problemas a los que se enfrentan. Zacharias es el nuevo hechicero real, tras la muerte de su padre adoptivo, mentor y predecesor en el cargo. Y se enfrenta a conspiraciones para arrebatarle su posición y a intentos de asesinato porque… su piel es oscura. Comprado como esclavo y separado de sus padres biológicos siendo aún un bebé, tuvo la suerte de ser criado por lord Stephen White y su esposa, que lo educaron y quisieron como a un hijo. Pero el resto de la sociedad londinense no es tan abierta de mente como los White. No conciben que una persona de color pueda ostentar un cargo de relevancia, de forma que Zacharias es objeto de continuos desprecios y de un trato injusto que sobrelleva con bastante estoicismo y la ayuda de sus escasos pero fieles amigos.

Por otro lado, tampoco te conté nada sobre la escuela en la que trabajaba Prunella antes de huir a Londres con la ayuda de Zacharias. Se trata de una escuela para señoritas, sí, pero no es una escuela normal. Las alumnas son jóvenes de buena familia que muestran aptitudes para la magia y no van allí a formarse como magas o hechiceras –no es Hogwarts– sino a aprender a inhibir sus poderes, a no utilizarlos bajo ningún concepto, pues no está bien visto que las mujeres empleen la magia. De hecho, se considera que podría ser perjudicial para ellas, dada la fragilidad de sus mentes y sus cuerpos. Para ser más exacta, no está bien visto en las féminas de clase alta, aunque sí se tolera en criadas y mujeres de clase trabajadora, pues un poco de «magia doméstica» puede resultar útil a la hora de realizar tareas pesadas.

De esta forma, tenemos la lucha de clases, el racismo y la discriminación de la mujer como tres rasgos que definen la sociedad decimonónica en la que viven nuestros personajes –y que definieron nuestra sociedad decimonónica–. Pero las mujeres y las personas de baja extracción social no reclaman mejoras laborales ni el derecho al voto, como ocurriría en una novela menos fantástica, sino su derecho a aprender a usar la magia, como los varones de clase alta. Y nuestro hechicero real de color, a pesar de tener una posición social desahogada, gracias a su familia adoptiva, debe romper aún las últimas barreras que lo separan de la igualdad plena –¿te imaginas a alguien como Barak Obama accediendo a la presidencia de Estados Unidos alrededor de 1800?.

Cuando termines la novela, no dejes de leer el interesante postfacio de María Leticia Lara, donde sienta las bases de esta «fantasía costumbrista» y menciona unos cuantos libros que siguen la misma línea y que, sin duda, querrás leer si has disfrutado este.

Y esto es básicamente lo que quería contarte sobre El hechicero de la Corona, una novela repleta de acción mágica y seres feéricos, divertida y trepidante, que pone la magia en el centro de los principales problemas y desigualdades sociales que nos aquejaron en siglos anteriores y cuyas secuelas aún arrastramos.

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