
- Título: Historias de Xuya
- Autora: Aliette de Bodard
- Editorial: Red Key Books
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: próximamente
- Traducción: María Pilar San Román
- Ilustración de cubierta: Raquel Jordana (@rjv_ilustracion)
- Nº de páginas: 223
- Fecha de publicación: octubre de 2022
- Fecha de lectura: octubre de 2022
- Enlace de compra: web de la editorial
Hoy te traigo Historias de Xuya, libro que reúne dos novelas cortas de Aliette de Bodard, ambas ambientadas en el universo creado por la autora y con naves espaciales gobernadas por inteligencias artificiales sentientes como co-protagonistas. Los aficionados españoles al género esperábamos desde hace mucho tiempo el regreso de esta autora a nuestras estanterías. Las traducciones de sus obras han ido goteando a lo largo de los años y muchas se encuentran hoy, por desgracia, descatalogadas, como su relato Separados por las aguas del río celeste, seleccionado para la antología Terra Nova Vol. 2 (Mariano Villarreal y Luis Pestarini, eds., Fantasy, 2013), o la colección de relatos El ciclo de Xuya y la novela corta En una estación roja, a la deriva, publicadas por la malograda editorial Fata Libelli en 2014.
Por suerte, a día de hoy aún tenemos disponibles algunos de sus textos traducidos a nuestras lenguas. En concreto, la primera de las novelas cortas incluida en Historias de Xuya, La maestra del té y la detective, se puede encontrar en catalán como La mestra del te i la investigadora (Maimés, 2020). También se pueden leer en castellano algunos de sus cuentos, como Tres tazas de aflicción a la luz de las estrellas –ganador del premio Ignotus a Mejor Cuento Extranjero en 2018– o Caída de una mariposa al amanecer; e incluso un pequeño ensayo de Introducción al universo de Xuya, todo ello traducido por Marcheto y publicado en su blog Cuentos para Algernon. Si quieres saber más sobre la autora y su extensísima obra, incluso la que aún no ha sido traducida, te recomiendo que visites también el blog de María Leticia Lara, Fantástica Ficción, donde encontrarás reseñas de sus libros y otro material interesante dedicado a la autora.
Así que es una buenísima noticia que Red Key Books haya publicado dos nuevas historias de Xuya en castellano. Pero vamos al lío. Xuya es un imperio chino-vietnamita ubicado al oeste de Norteamérica, fruto de un pasado alternativo, en el que China descubrió y colonizó las Américas antes que los europeos. En el momento en que se desarrollan las dos historias contenidas en este libro, en el siglo XXII, la humanidad ha colonizado el espacio gracias al desarrollo de las naves mentales y se ha establecido a lo largo de estaciones espaciales –hábitats–, donde las dos culturas, la occidental y la imperial de Xuya, conviven con sus más y sus menos.
Aunque esto es lo que explica la propia autora en su página web, lo cierto es que en estas dos novelas cortas tanto los nombres de los personajes como sus costumbres –el té, el culto a los antepasados o el respeto a los mayores– tienen un aire predominantemente oriental. Aunque, como digo, Aliette de Bodard es una autora muy prolífica y son muchos los cuentos y novelas ambientados en este universo, así que es posible que la cultura occidental tenga más protagonismo en otras obras que no he tenido ocasión de leer.
Uno de los elementos que más he disfrutado en esta lectura es la presencia y particularidades de las naves mentales de Bodard. Claramente inspiradas en las naves del universo de La Cultura, de Iain M. Banks, pero con ese toque oriental que impregna el mundo de Xuya. Si las IAs de Banks llegaban a entablar relaciones de amistad y lealtad con seres humanos, las de Bodard van un paso más allá y se convierten en venerados miembros de la familia, al conservar los recuerdos y sabiduría de los antepasados. Aunque son creadas en laboratorios por alquimistas, nacen del vientre de una mujer y solo después son implantadas en naves capaces de realizar viajes interestelares por el espacio profundo, donde las leyes de la física dejan de regir. Por otro lado, si Banks elegía para sus naves nombres tan jocosos como Indiscreción juvenil o Al cuerno la sutileza, Bodard prefiere la delicadeza y el poder evocador de La hija de la sombra, El elefante y la hierba o La orquídea silvestre en un bosque sombrío.
Otro de los elementos particularmente llamativos en estas dos novelas es la profundidad con la que la autora explora la relación entre ser humano y ¿máquina? –no me atrevería a calificar de máquinas a las naves mentales de Xuya, pero valga la expresión para poner de relieve la diferencia esencial entre uno y otra–. A pesar de las evidentes diferencias físicas entre naves espaciales y seres humanos, hábilmente salvadas por la autora mediante la utilización de avatares, Bodard indaga de forma muy íntima en la relación entre sus protagonistas humanas y unas naves muy humanizadas, que no solo poseen los recuerdos de varias generaciones de una misma familia, sino sentimientos e impulsos muy parecidos a los nuestros.

Además de los elementos comunes al universo de Xuya, las dos novelas comparten otras características que justifican su elección para ser publicadas en un mismo volumen. A grandes rasgos, podríamos decir que se trata de historias de corte noir o detectivesco, protagonizadas por parejas constituidas por una mujer humana y una nave mental, que se enfrentan juntas a la solución de un enigma, aunque el tema y el tono de ambas novelas son realmente distintos.
En La maestra del té y la detective, homenaje a los inmortales Sherlock Holmes y Watson, el papel del detective lo desempeña una erudita de oscuro pasado que dice investigar los efectos del espacio profundo sobre la descomposición de los cadáveres y el del doctor Watson una nave mental traumatizada que ya no transporta pasajeros, sino que elabora mixturas de hierbas para paliar los efectos adversos que sufren los viajeros espaciales. Ambas se verán involucradas en una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon la muerte de una mujer, cuyo cadáver encuentran flotando en el espacio. Si bien al principio hay ciertas reticencias por ambas partes, lo cierto es que la relación entre las dos protagonistas, llena de matices y recovecos, evoluciona al hilo de los acontecimientos, constituyendo una parte especialmente disfrutable de la novela.
En Siete de infinitos, por su parte, también hay colaboración entre nave mental y humana para el esclarecimiento de algunas muertes violentas, pero estas resultan ser solo el efecto colateral de una trama de mayor envergadura en la que desempeñan importantes papeles tanto las bandas organizadas para el robo y la estafa como el propio pasado de una de las protagonistas. Esta segunda novela, quizás por su mayor extensión, permite conocer con más detalle la sociedad del imperio de Xuya, con sus rigideces e injusticias materializadas en un sistema de ascenso social basado en exámenes en los que los descendientes de eruditos –una de las clases sociales más respetadas– parten con ventaja, al tener acceso a implantes con la memoria de sus antepasados. Además, los vericuetos de la trama llevarán al lector por las zonas menos recomendables de los hábitats, por lo que será testigo del contraste entre los distintos estratos de la sociedad y también de la dureza y crueldad de los castigos previstos para los delincuentes.
En cuanto a la experiencia lectora, son novelas que se leen con suma facilidad gracias a la prosa sencilla y sin pretensiones de Bodard que, como indica María Leticia Lara en el interesante prólogo con el que acompaña a esta edición, escribe en inglés sin que esta sea su lengua materna. Desde luego, en la cuidada traducción al castellano de María Pilar San Román no se nota nada, solo fluidez en la lectura y muchas ganas de tener más historias de Xuya en nuestro idioma.
En definitiva, dos novelas cortas de ciencia ficción llenas de elementos muy destacables, desde la originalidad en la creación del mundo hasta los pequeños detalles de la vida cotidiana en el imperio de Xuya, con entretenidas tramas de corte detectivesco y una profundidad en el tratamiento de los personajes y las relaciones entre ellos un tanto inesperada, dado que la mitad son naves espaciales, pero realmente muy lograda y disfrutable.
Otras reseñas de interés
María Teresa Morín, en In the Never Never
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