
- Título: La desintegración de lo relativo
- Autor: Kurt Fawver
- Editorial: Dilatando Mentes
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: no
- Número de páginas: 354
- Traducción: José Ángel de Dios
- Ilustración de cubierta: Ah Taut
- Fecha de publicación: octubre de 2024
- Fecha de lectura: junio de 2025
- Enlace de compra: web de la editorial
Hoy te traigo La desintegración de lo relativo, de Kurt Fawver, autor al que pude leer por primera vez en el blog Cuentos para Algernon, que tuvo a bien traducir el relato Colecciones especiales, incluido en esta recopilación, como ya te contaba en mi reseña de Eternamente, en pedazos (Dilatando Mentes, 2023).
La desintegración de lo relativo es otra colección de relatos en la que Fawver ofrece una buena muestra de su retorcida y genial imaginación, sobre todo a la hora de concebir monstruos y horrores varios e introducirlos de rondón en las situaciones más cotidianas. Pero en este libro he encontrado también ecos de horror cósmico y, lo que me complace aún más, cuentos que hablan, directamente, de libros y literatura. Vamos a ello.
Ecos de horror cósmico
En Marrowale, Fawver nos lleva a la América profunda, al «tipo de lugar en el que América se ha desgastado, el tipo de lugar en el que «vivir» y «morir» son la misma palabra, el tipo de lugar que el futuro ha decidido no visitar» (op. cit., página 89). La protagonista, una escritora interesada en tradiciones relacionadas con Halloween, sufrirá allí la experiencia más terrorífica de su vida.
El cono del paraíso, por su parte, ofrece una peculiar visión del más allá, de lo que nos espera tras la muerte y de la icónica luz al final del túnel, que resulta ser algo totalmente inaprensible e indiferente hacia el ser humano. Por último, en este epígrafe encajaría también La última correspondencia de Sabrina Locker. Escrito en forma epistolar y ambientado en una antigua casa junto a un lago, aunque resuena ligeramente a La caída de la casa Usher, de Poe, el horror que habita en las aguas tiene mucho de lovecraftiano.
Inspiración literaria
El cuento que abre la colección, La leyenda en la que te has convertido, nos presenta un ser que vampiriza a los humanos pero, en vez de su sangre, consume sus historias, ya sean reales o imaginarias. No sé si ver una crítica jocosa hacia los fan-lectores que ansían más y más libros de sus autores favoritos, aunque algunas de las frases son bastante explícitas.
También sobre libros trata Colecciones especiales, aunque sean libros escritos en un idioma indescifrable y sobre los que nadie sabe nada, excepto que provocan desapariciones. Pero de este cuento ya te hablé en mi reseña de la antología Cuentos para Algernon año IX, así que allí me remito.
Sobre literatura y realidad, proponiendo un macabro juego metaliterario, trata Los dioses imperturbables en sus tronos. Este relato aúna el tópico del manuscrito maldito con la ruptura de la cuarta pared, pero a lo Fawver, con lo cual el resultado es… horripilante. Tanto, que no sé si me atreveré a volver al teatro.
Y un relato que me hizo sonreír y horrorizarme a partes iguales es Una entrevista con Samuel X. Slayden. Digo que me hizo sonreír porque me parece una sátira hacia el mundo editorial en general y, en particular, hacia las antologías «temáticas» que tan de moda estuvieron no hace tanto –y que aún colean–. Toda sátira es cruel de por sí, pero este es un relato que describe con cierta saña escenas de una crueldad absoluta.
Monstruos
¿Qué es el terror sin monstruos, ya sean humanos o inhumanos, reales o imaginarios? En La desintegración de lo relativo Fawver presenta un buen ramillete de ellos. Alma restaurada nos habla de la creación de un monstruo, en las «carnes» de un robot doméstico obsesionado con la salvación de las almas y con su propia carencia de ella. Por su parte ¿Has oído lo mismo que yo? lleva al extremo la angustia de un padre ante la inminente aparición de un monstruo de lo más insólito: unos «inocentes» cantores de villancicos.
La gentileza de la redención trata precisamente sobre el loable instinto de redimir al monstruo que tienen algunas buenas personas. Pero ¿y si el monstruo no necesita ser redimido? Por último, Cada fin de semana a las siete y media habla del peor y más temible de los monstruos: el humano. Aunque en este caso, dudo quién es el auténtico monstruo y quién la víctima.
Los incluidos en este epígrafe no son los únicos relatos que incluyen monstruos. El ser vampírico de La leyenda en la que te has convertido, el editor de Una entrevista con Samuel X. Slayden, la criatura del lago de La última correspondencia de Sabrina Locker… todos son bastante monstruosos, aunque en esos cuentos he preferido resaltar otras características. Pero lo cierto es que cada día nos enfrentamos a nuestros monstruos particulares, como bien dice un personaje de La gentileza de la redención:
Y todos vivimos en una película de monstruos cada día de nuestras vidas. La única cuestión es cómo nos enfrentamos a los monstruos que encontramos en el camino.
La desintegración de lo relativo, página 209
Y más…
En mi reseña de Eternamente, en pedazos, comentaba la maestría de Fawver a la hora de convertir lo cotidiano en insólito y al revés, de hacer lo insólito cotidiano y familiar. También tenemos muestras de ello en La desintegración de lo relativo. Por ejemplo, La convexidad de nuestros jóvenes narra la vida de un pueblo después de que la aparición de una pelota naranja haya provocado la transformación de los niños en pelotas naranja. Me pareció magistral la forma en que el autor nos lleva desde la angustia de los padres al presenciar tan insólita transformación hasta la asunción, sin más, de la nueva realidad y las imaginativas formas en que tratan de hacer más llevadera la vida de sus hijos-pelota naranja.
Hay también dos relatos que me han parecido especialmente conmovedores. El silencio de los estorninos, inquietante como todos los de la colección, me parece también una alegoría preciosa sobre la soledad no deseada de las personas mayores. Y Todo lo que se desecha, relato en el que un conserje de facultad trata de salvar a un estudiante en el sótano del edificio, contiene una poderosa crítica de nuestro sistema capitalista y consumista.
En cuanto a la edición en sí, es tan cuidada como acostumbra Dilantando Mentes. Aunque no hay prólogo ni postfacio, sí contiene un pequeño apartado con las influencias reconocidas por el autor, tanto literarias como artísticas o cinematográficas, entre las que destacaría a Shirley Jackson y Brian Evenson.