
- Título: Sabio idiota
- Autor: Ricardo Montesinos
- Editorial: Insólita
- Formato: rústica con solapas
- Nº de páginas: 181
- Diseño de cubierta: Insólita Editorial
- Fecha de publicación: mayo de 2021
- Fecha de lectura: mayo de 2021
- Enlace de compra: Lektu (e-book, papel)
En Sabio idiota, en apenas 180 páginas, encontramos tres relatos y una novela corta de los que no diré la tan manida frase «son de lectura independiente pero suceden en el mismo mundo», porque creo que Ricardo Montesinos va un poco más allá en este libro. No sé si estaría o no en las intenciones del autor, pero el resultado es que los cuatro textos, leídos en orden, no solo nos presentan, sino que nos llevan a través del devenir histórico de un mundo fascinante, la ciudad imaginaria de Oldeburg –no confundir con Oldenburg, que sí existe.
Oldeburg es una ciudad de reminiscencias germánicas que en algún momento perteneció a una Confederación y a un Imperio y estuvo gobernada por un archiduque. De hecho, en este contexto histórico se desarrolla el primero de los cuentos, La torre de papel, publicado originalmente en la revista Supersonic nº 8. Pero cada uno de los textos nos traslada unos años hacia el futuro y nos hace testigos de los cambios y conflictos de una época convulsa, marcada por revoluciones, contrarrevoluciones y guerras.
Así, en La torre de papel aún nos encontramos en una era relativamente más pacífica, llamémosla el viejo orden o el antiguo régimen, como si fuésemos historiadores. En Sabio idiota, la novela corta que da título al libro, ya han cambiado radicalmente las cosas: Oldeburg se ha escindido del Imperio y se encuentra en manos de una todopoderosa Compañía. Querida Margarethe ocurre durante la guerra con la que el Imperio intenta recuperar la ciudad. Y, por último, Das Netzwerk se sitúa cronológicamente una vez finalizada esa guerra y nos permite adivinar quién la ganó.
Como puede verse, la continuidad de la historia la aporta de forma muy evidente el escenario, la ciudad de Oldeburg, pero también la aparición de algunos personajes en más de un relato y, sobre todo, la importancia de esos ordenadores steampunk que son los motores analíticos y las repercusiones de su uso en todos los aspectos de la vida y la sociedad. Por todo esto pienso que Sabio idiota contiene algo más que cuatro historias independientes ambientadas en el mismo mundo. Para mí sería algo así como una exposición con fotografías del mismo lugar en distintos momentos del tiempo –no excesivamente alejados entre sí–, a través de las cuales se puede ver evolucionar ese lugar y a las personas que aparecen, puede que en varias ocasiones, en esas imágenes.
Aunque el sabor predominante en el libro es el steampunk de Sabio Idiota y los dos relatos siguientes, que marcan en cierto modo la pauta, lo cierto es que también hay otros géneros en el libro. En concreto, La torre de papel, aun conteniendo una base de ciencia ficción, como el resto de las historias, tiene también tintes de fantasía e incluso de horror.
El otro gran rasgo que define a Sabio idiota es una intención muy crítica con el sistema capitalista, personificado en la omnipresente Compañía: esta reúne exagerados los rasgos más inhumanos del sistema de libre mercado sin ningún tipo de control por parte del estado. Oldeburg se encuentra en plena revolución industrial, por lo que también encontramos obreros explotados, barrios bajos y miseria dickensiana por doquier. Pero también hay espionaje, asesinatos, aventuras, persecuciones… Así que aúna el entretenimiento con la reflexión, lo cual no es fácil de hacer y que resulte bien.
En el caso de este libro no solo resulta perfecta la mezcla de entretenimiento y reflexión, sino que además tiene otro añadido que a mí me ha encantado, que son las matemáticas y las ciencias de la computación. Siendo el protagonista de Sabio idiota un superdotado para el cálculo y los motores analíticos el tema central del libro –con tarjetas perforadas, atención al detalle–, estas dos disciplinas no podían faltar en el meollo del asunto. Y Ricardo Montesinos, sin ser matemático ni informático –es historiador–, sabe exponer conceptos de ambos campos de tal forma que cualquier lego en la materia puede entenderlos y seguir perfectamente la trama sin perderse.

Ya sé que las comparaciones son odiosas, pero la forma en la que Montesinos es capaz de adaptar conceptos de informática a un escenario de corte decimonónico trajo un par de textos fantásticos a mi memoria. El primero es cierta escena de El problema de los tres cuerpos en la que se construye un ordenador «humano» a base de miles de soldados levantando o bajando banderitas. La segunda es una «Internet» construida con tipos móviles de imprenta e hilos de seda que conectan «teclados» alejados entre sí, en una China medieval. El relato en el que aparece es La nieve de Jinyang, de Zhang Ran, publicado en Estrellas rotas (ed. Ken Liu, Runas, 2020) –¡gracias, María Teresa, por refrescarme la memoria!.
En Sabio idiota no hay escenas tan megalomaníacas como la de Liu Cixin, ni mecanismos tan detalladamente descritos como el de Zhang Ran, pero sí que hay una cierta similitud en lo que hacen los tres autores: idear la forma de construir ordenadores –o IAs o redes– con elementos totalmente extemporáneos y, digámoslo así «de andar por casa».
Y, bueno, hechos los comentarios de rigor sobre el libro en su conjunto, que es más que la suma de sus partes, solo me queda darte unas cuantas pinceladas de cada una de esas historias autoconclusivas pero que, de alguna manera, se continúan.
Como decía antes, La torre de papel es quizás el relato menos steampunk del libro, pero no el menos interesante. En él se nos presenta la posibilidad de viajar entre universos paralelos utilizando el tiempo y la probabilidad como dimensiones adicionales. Las matemáticas de los números hipercomplejos están presentes en el relato pero de una forma perfectamente comprensible para cualquiera. Aparecen criaturas fantásticas y un poco terroríficas y cierta biblioteca que puede que volvamos a encontrar más adelante.
Sabio idiota es la novela corta, ocupa más de la mitad del libro y es también la historia con más carga de crítica social, intriga y aventuras –aunque La torre de papel no le va a la zaga en este sentido–. En ella volvemos a encontrarnos con cierto personaje del relato anterior y descubrimos cómo la Compañía ha llegado a gobernar con mano de hierro Oldeburg y las vidas de todos sus habitantes. La trama de espionaje, asesinatos, traición y persecuciones resulta trepidante, además de aparecer los primeros robots. En el último capítulo se nos menciona la amenaza de una guerra inminente contra el Imperio.
Querida Margarethe está escrita en forma epistolar. Se trata de las cartas que un soldado remite desde el frente a su novia en Oldeburg. Además de contener un fondo antibelicista, volvemos a encontrar a los robots y, quién sabe, quizás la semilla de la Inteligencia Artificial.
En Das Netzwerk, además de reencontrarnos con un personaje cuyo destino era incierto al finalizar Sabio idiota, por el contexto en el que transcurren los acontecimientos podemos adivinar quién ganó la guerra. Volveremos a tener noticias de la biblioteca de La torre de papel y el embrión de una Internet steampunk brinda un rayo de esperanza a ese mundo tan castigado que es Oldeburg.
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