UKE El contrincante: una terrorífica historia de amor

El contrincante (Minotauro, 2004) fue la primera novela larga que escribió Elia Barceló, según indica ella misma en el prólogo, entre 1989 y 1991, aunque no fue publicada hasta unos cuantos años después, cuando la autora ya se había dado a conocer a un público más amplio a través de obras como Consecuencias naturales (Miraguano, 1994), El mundo de Yarek (en Premio UPC 1993, Ediciones B, 1994), El secreto del orfebre (Lengua de trapo, 2003) o Disfraces terribles (Lengua de trapo, 2004).

Así que este libro que te traigo hoy, entre mis recomendaciones para el #LeoAutorasOct, es en realidad una reedición de aquella novela, mínimamente revisada por la autora para corregir pequeños errores de la edición original, añadirle un prólogo y, lo que es más importante, darle el título que siempre quiso que tuviera: Uke.

«¿Y eso qué es?», puede que te estés preguntando. Yo sí que me lo pregunté, porque de japonés y artes marciales, poco sé –los colores de los cinturones de judo hasta el naranja, que es el que luce mi hija, y poco más–. Así que investigué un poco en varias páginas web y, aunque no estoy muy segura de la fiabilidad de esta información, me quedo con lo siguiente. Uke viene de ukeru ,que significa, literalmente, «recibir», y en artes marciales se refiere al contendiente que es objeto de una acción, es decir, no el que ataca, sino el que es atacado. Aunque, por extensión, también se aplica, por ejemplo, al miembro más pasivo de una pareja, el que se deja llevar en vez de tomar la iniciativa, tanto en el plano meramente sexual como en el vital o en el día a día.

Lo cierto es que esta información no es necesaria para entender la novela pero, si a su autora le parecía tan importante el título, creo que merece la pena el esfuerzo para comprender el por qué. Y, en el fondo, me parece que sí describe mucho mejor lo que vas a encontrar en Uke que la palabra contrincante.

Uke es una novela de terror con inspiración bíblica, en la tradición de libros como El exorcista o películas como La profecía y sus secuelas, en la que algunos desafortunados humanos se convierten en testigos y, a veces, parte activa, de una lucha que les trasciende completamente, la consabida y eterna –literalmente– lucha entre El Bien y El Mal, así, con mayúsculas, donde el Bien es, por supuesto, el dios todopoderoso y el Mal el ángel caído, el contrincante –¿o el uke?–, de la tradición católica. Aunque puede que cuando termines de leer el libro no tengas tan claro lo del dios bondadoso y el pérfido demonio.

El origen de la trama está en la desaparición de Rosa y en los intentos de Jorge, su pareja, por encontrarla y entender los motivos de su aparente huida. Hay demasiados cabos sueltos y hechos inexplicables, incluido el comportamiento de Rosa inmediatamente anterior a su desaparición, que le hacen pensar que puede haberle ocurrido algo malo. En ese camino se cruzará con asesinos múltiples, posesiones infernales, médiums y otras personas con capacidades y percepciones extraordinarias e incluso con adoradores del diablo. Será testigo de acontecimientos tan extraños y perturbadores que llegará a dudar de su propia cordura, pero su amor por Rosa le impedirá rendirse. Como ves, el pack completo en la tradición del terror bíblico.

Por otro lado, y de forma paralela, hay también una trama policial. Se producen ciertos asesinatos y el policía encargado de esclarecerlos –y autoimplicado en la búsqueda de la desaparecida Rosa– se verá también enredado en la confabulación de fuerzas sobrenaturales que rodean a Jorge, pagando un alto precio por ello.

A pesar de que Uke es una novela extensa y compleja, llena de subtramas e hilos que se van entretejiendo y, además, con la intervención de muchísimos personajes, todos ellos con su contribución a la historia, se lee en un suspiro. La prosa de Elia Barceló es fluida y precisa, los diálogos ágiles y la dosificación de la información la justa para que no puedas dejar de leer y siempre estés deseando averiguar qué va a ocurrir a continuación.

Pero si hay un aspecto que me gustaría destacar de esta novela es la caracterización de los personajes. Como decía, hay muchísimos, y no todos tienen el mismo protagonismo, evidentemente. Pero incluso los personajes secundarios, cuyas escasas apariciones están muy repartidas a lo largo de la novela, se presentan ante el lector sólidos, con cuerpo y volumen, casi tangibles. Algunos despertarán inmediatamente tu simpatía, a otros los repudiarás al momento, y con otros puede que vayas cambiando de idea a medida que lees. Pero ¿no es eso lo que nos ocurre con las personas en la vida real? Aunque, si me admites un consejo, no te encariñes mucho con todos los que te caigan bien. Elia Barceló no es George R. R. Martin cargándose personajes queridos, pero se le acerca bastante. Si no en cantidad, sí en intensidad. Por suerte, algunos se salvan y volveremos a encontrarlos en novelas posteriores de la autora.

Además de la trama en sí, con su componente de terror sobrenatural y su paroxístico final –incluido un inquietante epílogo– Uke contiene una inteligente reflexión crítica sobre la clásica lucha entre el bien y el mal, leitmotiv de tantas y tantas obras literarias, y tan arraigada en la tradición bíblica. Digamos que aporta una visión alternativa y cuestiona la idea de Satán como fuerza autónoma del mal, tan propia del cristianismo. Quizás este adversario sea tan solo una pieza más en el juego eterno de un dios no tan benévolo ni justo.

En resumen, un novela de terror sobrenatural, que incluye posesiones y sectas satánicas, con ramificaciones teológicas, una trama absorbente y personajes inolvidables –incluso para la propia autora, que volverá a utilizarlos en otras novelas–.