Los ocultistas: la Historia que no vemos

La primera autora que voy a recomendar este mes de octubre es Polly Shattel, orgullosa transgénero formada como periodista, prestigiosa cineasta y, desde hace unos años, también escritora. Los ocultistas es su primera novela y, hasta donde tengo noticia, su primer libro traducido al castellano. Y ha sido todo un descubrimiento.

El protagonista de esta oscura historia es Max, un adolescente, casi un niño, que vive en un pueblo de Georgia (EE.UU.) en los primeros años del siglo XX. Con una madre enferma y un padrastro dominante y violento, su vida no resulta fácil y el futuro no se le presenta muy halagüeño. Por eso su recién conseguido puesto de trabajo en la oficina de correos le parece una excelente oportunidad para escapar del opresivo ambiente del hogar familiar. Además, el director de la oficina y su esposa parecen personas amables y le dan numerosas muestras de afecto.

Sin embargo, en esta novela nada es lo que parece en un primer momento y Max se verá arrastrado por una serie de acontecimientos que escapan a su control y que le llevan de forma inexorable hacia las redes de una hermandad secreta que practica extraños ritos y sesiones espiritistas.

Así, lo que empieza como una historia típica de paso de la infancia a la edad adulta se va convirtiendo, a medida que pasamos las páginas, en algo mucho más amplio y ambicioso. Con Max siempre en el centro, como involuntario protagonista de los acontecimientos, asistimos a un episodio más de una guerra que lleva librándose desde tiempos inmemoriales, entre dos facciones opuestas del privilegiado y reducido grupo de personas que son capaces de percibir –y manejar– lo que está oculto a los sentidos humanos.

Más allá de los entresijos de la trama, por otro lado repleta de giros, traiciones y momentos dramáticos y aterradores, la idea principal con la que juega Los ocultistas es lo ridícula que resulta la pretensión humana de comprender y dominar la naturaleza y el mundo físico a través de la ciencia, cuando existen realidades paralelas, regidas por leyes completamente desconocidas, que el común de los mortales no es capaz de percibir. Solo unos pocos afortunados, con talentos innatos o adquiridos a través del estudio y la práctica del esoterismo, son capaces de atisbar esas fuerzas ocultas. Y, por supuesto, algunos de ellos tratarán de utilizarlas en su propio provecho.

Estas cosas llegan a los que están preparados (…). Los que no lo están, viven en la ignorancia. Es como ser analfabeto: ves las líneas en la página, pero no tienes ni idea de lo que significan.

Además del particular viaje del héroe del joven protagonista, a través de este mundo y del otro, lo que más he disfrutado en Los ocultistas es, precisamente, la forma en que la autora entreteje la Historia conocida–así, con mayúscula– con su particular crónica de la guerra eterna entre poderosas facciones de iniciados y maestros de lo oculto. La novela está salpicada de personajes y acontecimientos históricos perfectamente reconocibles, pero Shattel pone su mirada más allá de lo evidente, como quien descorre una cortina o levanta una alfombra, para enseñarnos lo que hay detrás, dotando de inesperadas intenciones a unos y sorprendentes interpretaciones a los otros. Es como leer «la historia oculta» de la humanidad. Y no es exageración pues, a pesar de que los acontecimientos narrados se suceden en un tiempo muy breve, las raíces de los dos bandos en liza se remontan a la era precristiana.

Al mismo tiempo que Max, el lector va descubriendo el papel de la hermandad y de sus oponentes en momentos clave de la historia, como la crucifixión de Cristo, las cruzadas o diferentes magnicidios. Y de esta forma, como decía, la novela va cobrando una dimensión cada vez más ambiciosa y profunda, donde la eterna lucha entre las fuerzas del orden y del caos no está exenta, tampoco, de metáforas políticas ni de crítica social.

En cuanto a la experiencia lectora, Los ocultistas resulta una novela entretenida y absorbente, con las dosis necesarias de intriga, emoción, acción, terror e introspección en el personaje principal. Estructurada en cuatro libros, que se corresponden con otras tantas etapas en el viaje de Max, alterna pasajes más lentos con otros de ritmo trepidante hasta llegar al paroxístico final. Por otro lado, los amantes del saber esotérico la disfrutarán especialmente, pues se adivina una ingente labor de documentación sobre las prácticas, personalidades históricas y escuelas de pensamiento de las ciencias ocultas.

Acompañan al texto de Shattel un prólogo del propio editor y traductor, José Ángel de Dios, en el que se adivina su erudición en todo lo relativo al ocultismo, y una Miscelánea, con apuntes de información sobre algunos de los personajes históricos que aparecen en la novela.

En resumen, una interesante novela que puede ser leída como un viaje del héroe clásico, como una historia de aventuras y de paso de la infancia a la edad adulta con elementos sobrenaturales y terroríficos y como una amena fantasía histórica detalladamente documentada.

Otras reseñas de interés:

María Teresa Morín, en In the Never Never

J. J. Castillo en Crónicas literarias