
- Título: De conjuros y otras penas
- Autora: Angela Slatter
- Editorial: Duermevela
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: sí
- Nº de páginas: 157
- Traducción: Rebeca Cardeñoso Viña
- Ilustración de cubierta: Amagoia Aguirre
- Fecha de publicación: octubre de 2022
- Fecha de lectura: octubre de 2022
- Enlace de compra: web de la editorial
Uno de los libros que más me gustaron el año pasado, y que hubiese propuesto sin duda como candidato en los premios Ignotus, si hubiese encajado en alguna categoría, fue Masa Madre, de Angela Slatter (Dilatando Mentes, 2021). En mi reseña comentaba que los cuentos contenidos en el libro estaban tan conectados entre sí que, juntos, formaban algo casi tan compacto como una novela. No es exactamente una novela, pero desde luego, es más que una simple colección de relatos.
En aquella antología había varios personajes que aparecían en más de un cuento, a veces como protagonistas, otras como secundarios. Uno de esos personajes es Paciencia o la abuela Sykes, el inicio de cuya historia se relata en Las bayas del ahorcado, y volvemos a verla, ya en sus años de vejez, en Hermanita, hermanita, junto a su inseparable Fenric.
En De conjuros y otras penas, la autora retoma el personaje de Paciencia y nos narra un episodio de su vida que transcurre en el periodo intermedio entre los dos relatos antes mencionados. Nuestra protagonista ha cambiado su apellido y vive en El Prado de Edda junto a su hija adoptiva. Para la mayor parte del pueblo es solo una sanadora, ya que se cuida mucho de mantener en secreto su verdadera condición, pero las mujeres tocadas por la magia saben que pueden confiar en ella y encontrar ayuda y refugio en su casa, en caso de necesitarlos.
Por desgracia, la mala cabeza de una mujer a la que ayuda y la reaparición de cierto personaje de su pasado se alían para dar al traste con años de prudente esfuerzo y los acontecimientos parecen precipitarse hacia un final nada halagüeño. Por suerte, Paciencia es una mujer previsora y astuta, con la fuerza necesaria para sobrevivir incluso en las circunstancias más adversas.
Si tuviera que resumir en una sola palabra lo que me sugieren las historias de Angela Slatter, sin duda esa palabra sería fuerza. No solo por lo potente de la historia en sí, ni por el marcado carácter de todos sus personajes, ni por lo contundente de su prosa, sino por la habilidad en el uso de todos estos elementos y su capacidad poco común de transmitir poderosos mensajes a través, precisamente, de los entresijos de la trama y las acciones y reflexiones de sus personajes.
Así, De conjuros y otras penas narra los apuros y desvelos de Paciencia Sykes (o Paciencia Gideon, como se hace llamar ahora) para salvarse ella misma y a sus seres queridos de la injusta persecución a la que los someten los poderes fácticos de El Prado de Edda, un pueblo ni grande ni pequeño, «ni mejor ni peor» que otros que, adivinamos, ha conocido. Ella misma nos lo cuenta todo en primera persona, salpicando la simple concatenación de los hechos narrados con sus lúcidas –y un tanto ácidas– reflexiones, lo cual permite que la conozcamos en profundidad, con sus motivos, sus miedos, sus anhelos…
A veces me pregunto si Edda, tanto tiempo después, reconocería el lugar que lleva su nombre. Pero con más frecuencia me pregunto quién sería, otra mujer más desaparecida de los anales de la historia (…). Las mujeres rara vez son recordadas una vez yacen bajo tierra; de hecho, muchas pasan desapercibidas cuando todavía la pisan.
De conjuros y otras penas, pág. 10

Como decía más arriba, Paciencia es una superviviente. Si ha sido capaz, en el pasado, de salir triunfante de las situaciones más desesperadas, sin duda se debe a una fuerte determinación de hacer lo que sea necesario, sin reparar en escrúpulos morales, cuando es la propia vida la que está en juego. A veces tendrá que tomar decisiones terribles, cometer actos atroces, y lo hará sin dudar, con plena consciencia y dispuesta a soportar los inevitables remordimientos posteriores. Y no siempre la mueven los sentimientos más nobles o el mero afán de supervivencia. También la venganza es una fuerte motivación de muchos de sus actos. Probablemente sea la única forma de obtener justicia para una bruja.
A través de sus ojos, también, conocemos a otros habitantes del pueblo, personajes secundarios tan bien caracterizados como la propia protagonista: otras mujeres que deben ocultar su relación con la magia –entre ellas una vieja conocida de otro de los cuentos incluidos en Masa madre–, que son víctimas de esposos desalmados, que sienten pasiones ilícitas o que son un poco cabeza hueca; hombres malvados y egoístas, como el predicador o el rico Karol Brautigan junto a otros de fondo noble como el jefe de policía o el joven librero. En resumen, además de una entretenida historia de brujas y supervivencia, De conjuros y otras penas ofrece un retrato de las intrigas, relaciones y pasiones que dan forma a la vida en El prado de Edda, y que podrían ser un fiel reflejo de lo que ocurre en cualquier pueblo pequeño.
De toda la historia de Paciencia y de su narración de los hechos, se desprende un mensaje profundamente feminista y humano. De conjuros y otras penas habla sobre la alienación de las mujeres en una sociedad fuertemente patriarcal, sobre todo de aquellas que resultan ser «diferentes» o poderosas, por su dominio de la magia. Es algo bastante habitual en la literatura fantástica utilizar a la bruja como símbolo de la mujer fuerte y la caza de brujas como imagen de la represión patriarcal. Pero Angela Slatter habla también de solidaridad entre mujeres sin caer en el maniqueísmo mujer buena-hombre malo. Sus personajes resultan genuinamente humanos y, por lo tanto, creíbles, contribuyendo en no poca medida a esa fuerza que transmite la novela.
En cuanto a la experiencia lectora, no podría ser mejor. A la potente prosa de Slatter –en la impecable traducción de Rebeca Cardeñoso– se unen una cuidada edición, con un relato exclusivo, Las muchachas ciervo, no por breve menos evocador que otros cuentos de la autora y un postfacio de Lola Llatas que ofrece un repaso histórico y una reivindicación de la figura de la bruja. De este último, me quedo con la disyuntiva entre brujas buenas y buenas brujas, que me ha dado la idea para el título de esta reseña. En conjunto, es uno de los libros que más he disfrutado este año y que recomiendo sin dudar, tanto a los aficionados a las historias de brujas como a cualquier amante de la buena literatura fantástica.
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