Solo los vivos perdonan

Solo los vivos perdonan
  • Título: Solo los vivos perdonan
  • Autor: Ismael Martínez Biurrun
  • Editorial: Aristas Martínez
  • Formato: rústica con solapas
  • Disponible en e-book: no
  • Ilustración de cubierta: Alejandro Pasquale
  • Nº de páginas: 317
  • Fecha de publicación: enero de 2022
  • Fecha de lectura: febrero de 2022
  • Enlace de compra: web de la editorial

Hoy quiero hablarte de Solo los vivos perdonan, la última publicación de Ismael Martínez Biurrun, uno de mis autores de género favoritos.

Antes de meterme en materia, me gustaría hacer una pequeña aclaración sobre la categoría en la que la he incluido: terror. La verdad es que he dudado bastante, porque el libro es un tanto inclasificable, pero si quiero que la reseña aparezca en los menús de la página, en algún sitio tenía que ponerla. Sí hay cosas que dan un poco de miedo en esta novela, pero no tanto como para afirmar que esa es la emoción que el autor pretende provocar, que es lo que a mi entender caracteriza a la literatura de terror. Sin embargo, de alguna forma asocio a Biurrun con este género y el libro es bastante inquietante y perturbador, así que… En terror se queda.

En cualquier caso, la etiqueta es lo de menos. Lo importante es lo que vas a encontrar cuando leas este libro, y eso es lo que te quiero contar. Solo los vivos perdonan sigue, a través de sus capítulos, a varios personajes cuyas vidas se cruzan, se cruzarán o se cruzaron en algún momento. Un buscador de tesoros con un oscuro pasado, un paleontólogo aburrido que dirige un museo en decadencia y una madre soltera cuyo hijo se enfrenta a una grave enfermedad.

Mientras leía, ciertos momentos me hicieron recordar películas como Vidas cruzadas (Robert Altman, 1993) o Gran Canyon (Lawrence Kasdan, 1991). Dos conceptos que te vienen a la cabeza una y otra vez mientras lees esta novela son casualidad y destino. Parecen opuestos: la incertidumbre del azar frente a la fatalidad del destino. Pero ¿puede estar el destino forjado a base de casualidades deterministas?

El destino es solo un asunto de mala información. No sabemos dónde va a caer la pelota

Solo los vivos perdonan, pág. 24

Y esta idea tan filosófica como aparentemente inocua va tomando, a medida que avanza la lectura, un cariz más y más oscuro, reforzado por la aparición de cierto personaje cuya naturaleza e intenciones permanecen ocultas al lector, pero al que se le adivina un papel determinante en la historia. Sin ánimo de adelantar acontecimientos ni revelar demasiada información, Biurrun, como es su costumbre, imprime al final de la novela una última vuelta de tuerca de las que vuelan la cabeza a cualquiera, por curtido que esté en el género.

Ismael Martínez Biurrun
Ismael Martínez Biurrun

Aunque en ocasiones los sueños de los personajes o sus alucinaciones se superponen a la realidad y aunque tiene también su papel en la trama cierta criatura un tanto monstruosa, el mejor elemento fantástico que encuentro en esta novela no son los monstruos, las apariciones ni el mundo onírico, sino la concepción del tiempo que sugiere, muy alejada de esa línea recta en la que todos pensamos, en la que los acontecimientos se suceden unos a otros en un orden determinado. Más bien el tiempo parece algo retorcido y que puede llegar a plegarse sobre sí mismo –al menos, desde determinado punto de vista–, convirtiendo la casualidad en destino. ¿O era al revés?

Digamos que, hasta aquí, he comentado la forma de la novela, los instrumentos que utiliza el autor para transmitir sus ideas. Pero ¿qué hay del fondo? Creo que toda la historia está concebida como una honda reflexión alrededor de la culpa y todo lo que conlleva: el remordimiento, el perdón –no hay que ser un hacha para decir esto, está en el título– y la redención, si es posible. Todos los personajes principales tienen algo de lo que se sienten culpables, con más o menos razón y, por lo tanto, algo que hacerse perdonar. Pero ese perdón, ¿de dónde procede? ¿Quién tiene la potestad de perdonar según qué cosas? Una vez hecho el daño ¿hay forma humana de deshacerlo? ¿Son el arrepentimiento o el sufrimiento del culpable suficientes para redimirlo?

Sin entrar en demasiados detalles, el tema del perdón está, de forma continuada, en la actualidad social y política de nuestro país desde hace algunos años. De hecho, el autor utiliza episodios muy dolorosos de nuestro pasado reciente para reflexionar sobre ello y dejar algunas pistas para intuir su opinión. El título en sí ya es un indicio.

Con todo esto que te estoy contando, creo que queda bastante claro que Solo los vivos perdonan es una novela profunda, de las que dejan poso e invitan a reflexionar. Pero no es en absoluto un libro denso o difícil de leer, de los que exigen demasiado al lector –hablando mal y claro, no es ningún tostón–. Las historias de los protagonistas y la forma en que se cruzan resultan interesantes por sí mismas. La estructura de la narración es idónea para capturar la atención, al provocar la intriga y la necesidad de entender lo que está pasando y por qué. El tratamiento psicológico de los personajes es igualmente profundo y realista. Vamos, que es un libro que te puedes leer de una sentada, porque no podrás despegar la vista de sus páginas una vez lo empieces. A mí me pasó.

De manera que, si lo que te gusta son los libros de terror que dan mucho miedo, con sangre y monstruos sobrenaturales o tentáculos, donde los protagonistas están continuamente huyendo o enfrentándose a horrores desconocidos, este no es para ti. Pero si amas las buenas historias, tan bien contadas y bien escritas que te atrapan impidiéndote dejarlas a medias, con implicaciones éticas profundas que, además, tienen el añadido de algún elemento fantástico, te encantará Solo los vivos perdonan.

3 comentarios

  1. Completamente de acuerdo con tu reseña. Acabo de terminarlo y me ha encantado. Enigmático pero tan poderoso como la prosa de Biurrun. Le conocía de otra novela distópica suya que también me gustó.

    La novela mantiene el misterio sin una «resolución» porque hablamos de la psique y la culpa, aunque me cuesta entender por qué un niño como Antón vive con su presencia en sus pesadillas. El clima de misterio se mantiene hasta el punto y final. Las imágenes del «monstruo» son fabulosas.

    Es una novela que invita a una tertulia para escuchar las diferentes interpretaciones de los lectores.

    Gracias por esta magnífica historia, Ismael.

    Le gusta a 1 persona

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