
- Título: El libro de todos los libros
- Autor: Ricardo Montesinos
- Editorial: La Magnífica
- Formato: rústica
- Disponible en e-book: no
- Nº de páginas: 144
- Fecha de publicación: abril de 2022
- Fecha de lectura: abril de 2022
- Enlace de compra: web de la editorial
Hoy quiero hablarte de El libro de todos los libros, novela corta de Ricardo Montesinos y estupenda carta de presentación de la editorial La Magnífica.
La verdad es que, cuando vi en las redes sociales la inminente publicación de este libro, no me llamó mucho la atención, excepto por su autor. Ricardo Montesinos ya me había causado una excelente primera impresión con Sabio idiota (Insólita, 2021) –libro que puedes proponer en los Premios Ignotus 2022 en la categoría de Mejor Antología–. Su relato Lo que somos, además de resultar ganador del Domingo Santos de 2021, ha recibido elogiosos y entusiastas comentarios por parte del jurado de este premio –hasta el momento, los únicos que han podido leerlo–. Espero que se publique pronto la antología con el relato ganador y los finalistas, porque me corroen la curiosidad y las ganas de leerlos.
Decía que el libro no me había resultado especialmente interesante, quizás por el tema en sí: los viajes de Marco Polo parecen algo ya narrado, de forma tanto literaria como audiovisual, hasta la extenuación. Además, sabiendo que Ricardo es historiador de formación, y sin información sobre la editorial, me dio por pensar que quizás iba a ser más una novela histórica que un libro de género fantástico. Nada más lejos de la realidad. Y resulta que me encantó.
El libro de todos los libros es una obra de género llena de sentido de la maravilla y repleta de pequeños homenajes y guiños a libros emblemáticos de todos los tiempos, tanto fantásticos como realistas. Pero déjame que te cuente por qué me ha gustado tanto.
La sinopsis del libro resume en pocas palabras los dos ejes principales en los que se basa: por un lado, tenemos a un bibliotecario en la ciudad china de Qinsai, la Ciudad del Cielo –descrita brevemente por Marco Polo en El libro de las maravillas–, asediada y a punto de ser destruida; por otro, acompañamos a Marco en su viaje por la ruta de la seda en compañía de su padre y su tío.
Sin embargo, aunque El libro de todos los libros nos cuenta la historia de estos dos personajes y cómo llegan a encontrarse, lo cierto es que hay capítulos que pueden leerse como relatos en sí mismos. Así, tenemos la llegada de Marco y sus acompañantes a San Juan de Acre en pleno conflicto violento entre genoveses y venecianos. Su paso por Persia queda reflejado en un cuento apócrifo de Las mil y una noches. La travesía por el desierto de Taklamakán se convierte en una bonita historia de amor. Y así hasta su llegada a la corte de Kublai Kan.
Cada uno de estos «cuentos» está impregnado de fantasía de sabor oriental. Encontraremos alguna profecía, espejos mágicos y djinns, sultanes, princesas, bandidos y cuevas encantadas, sueños extrañamente vívidos y cuyas fronteras con la realidad son difusas, ciudades con murallas interiores más largas que las exteriores… Pero también hay lugar para la reflexión, incluso sobre el sentido de la vida, según la tradición budista y confuciana, por supuesto.
Todo esto que te cuento ya, de por sí, haría de El libro de todos los libros una novela corta especialmente disfrutable por cualquier aficionado al género fantástico. Pero hay dos detalles adicionales que, en mi opinión, lo convierten no en algo meramente bueno, sino sobresaliente.

El juego metaficcional
Decía más arriba que la narración se centra en dos ejes principales: Marco Polo, por un lado, y el bibliotecario, por el otro. Estos dos personajes «verán sus vidas entrelazadas», como reza la sinopsis. Esto es algo totalmente esperable, otra cosa no se entendería. Lo sorprendente, lo maravilloso en este caso es la forma en que esas dos vidas se entrelazan. Y a ver cómo lo explico sin reventar el final.
Lo que propone Ricardo Montesinos podríamos describirlo como un juego metaficcional, aunque se trataría de una metaficción un poco especial, porque se produce dentro de la ficción, entre los propios personajes y escenarios del libro, y porque tiene además un punto onírico. ¿Podría llamarlo intrametaficción? Seguramente no, pero aceptemos pulpo.
Por otro lado, además de enredar lo que es realidad, sueño o literatura para cada uno de los personajes principales hasta el mismo final de la novela, el autor también nos propone un juego de atemporalidad o pantemporalidad bastante llamativo y muy disfrutable. Así, el libro está lleno de intencionados anacronismos que dejan de serlo en el momento en que aceptas las reglas.
No quiero extenderme mucho en describir o poner ejemplos de estos trucos narrativos, porque lo mejor es que lo descubras tú mismo cuando leas el libro. De esta forma seguramente te sorprenderán y gustarán tanto como a mí, aunque sí puedo adelantarte que me han traído reminiscencias de algunos cuentos de Borges y Cortázar.
Las referencias y guiños
El segundo detalle que me ha hecho disfrutar tanto de esta novela corta es el amor por los libros y la literatura que destila por todos los poros. Esa pasión que probablemente compartimos el autor, tú que me lees y yo misma se deja sentir desde el primer capítulo, donde ya se mencionan varios libros, verás las primeras muestras de ese juego metaficcional del que te hablaba y se presenta la Gran Biblioteca de una forma que no me resisto a reproducir:
Pero todas estas maravillas palidecen ante la Gran Biblioteca, fundada por el emperador demente Song Zhenzong, que quiso reunir en un solo lugar toda la sabiduría acumulada por la Humanidad, y donde se guardan todos los libros que existen, existieron o existirán
El libro de todos los libros, pág. 9
¿Quién no querría vivir en una biblioteca así, como Shen Su, el bibliotecario? Pero es que, además, El gran libro de todos los libros está repleto de guiños, homenajes y referencias explícitas a otros libros. El primero, y más evidente, es El libro de las maravillas, supuestamente escrito –o dictado– por el propio Marco Polo y en el que narra sus viajes y aventuras, ya sean reales o imaginadas, por el medio y lejano oriente. Montesinos se ajusta bastante al testimonio de Marco Polo, a grandes rasgos, aunque con el valioso añadido de su poderosa imaginación.
Como comenté también en un párrafo anterior, Las mil y una noches es otro de los libros míticos que aparecen en la biblioteca de Shen Su, y Ricardo Montesinos se marca un cuento propio con todo el sabor tradicional de los que Sherezade le contaba al sultán.
Pero, además de todas las referencias explícitas, hay también guiños a otras obras, algunas de ellas muy conocidas, como La princesa prometida o El mercader de Venecia. Montesinos pone en boca de sus personajes frases míticas que reconocerás al instante. Otras no son tan conocidas, como Udana, uno de los textos fundamentales del budismo –podría marcarme un farol y decir que lo reconocí en cuanto lo leí, pero más bien lo que ocurrió fue que, para escribir la reseña sin muchas meteduras de pata, busqué información sobre el budismo y me topé con una frase que recordé haber leído en el libro–. Estoy segura de que hay muchas más referencias que se me escapan, pero eso ya depende del bagaje lector y la memoria de cada cual, así que es bastante probable que puedas añadir las tuyas propias a esta minilista.
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