
- Título: Proyecto Ketchup
- Autora: Inés Galiano
- Editorial: Obscura
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: sí
- Nº de páginas: 220
- Ilustración de cubierta: Pep Boatella
- Fecha de publicación: noviembre de 2022
- Fecha de lectura: octubre de 2022
- Enlace de compra: web de la editorial
Esta reseña tenía que haber formado parte de mi #LeoAutorasOct pero, como para entonces el libro aún no había salido a la venta, me la tuve que guardar para más adelante. Y de verdad que me ha costado muchísimo trabajo morderme la lengua y no hablaros de Proyecto Ketchup hasta ahora, porque ha sido una de las lecturas más divertidas de los últimos meses.
La colorida portada ya da muchísimas pistas de lo que vas a encontrar en Proyecto Ketchup: hay tentáculos y criaturas primigenias, hay chicas en apuros y… sí, hay –mucho– ketchup. Pero vamos por partes. ¿De qué va el libro? Pues es la experiencia, narrada en primera persona, de Ana, una estudiante murciana en una universidad de la América Profunda –concretamente, en Jackson City, Tennessee–. Tal como ella misma lo denomina, su Experiencia Americana. Hasta aquí, nada del otro mundo ¿verdad? Pues no tendrás que esperar mucho hasta que aparezcan cosas del otro mundo. Resulta que en torno a la Universidad confluyen una serie de fuerzas sobrenaturales que harán de la experiencia americana de Ana algo un pelín más lovecraftiano de lo normal. Pero, eso sí, muy americana de todas formas.
¿Qué es lo más destacable, para mí, de este libro? En primer lugar, la frescura y naturalidad de la narración, que nos ofrece una visita guiada bastante desmitificadora y desenfadada por todos los tópicos y lugares comunes del american way of life que algunos prácticamente hemos mamado desde la cuna, debido a la inevitable influencia del cine, las series de televisión y la publicidad de empresas y productos estrella procedentes de aquel país. En particular, hacemos un recorrido por esas costumbres que estamos hartos de ver en las pantallas, desde los ritos de iniciación para unirse a una fraternidad universitaria hasta lo de asar nubes en la hoguera –nunca entendí cómo no se consumen hasta desaparecer cual trozo de plástico al fuego–, pasando por los más variopintos clubes de actividades.
Por otro lado, aunque la autora se centra mucho en lo ajenas que pueden resultar muchas de estas costumbres –no hablemos ya de la comida y la bebida– para la españolita media, sacando siempre el lado más cómico y disparatado, lo cierto es que todo resulta bastante verosímil. No en vano el libro surge de su propia experiencia como estudiante en Estados Unidos, así que tenemos que suponer que gran parte de las peripecias que narra están «basadas en hechos reales».
En segundo lugar, Inés Galiano se formó en Comunicación Audiovisual y en Dirección Cinematográfica, por lo que estos intereses también se dejan notar en el libro, y de una forma muy disfrutable para cualquier persona aficionada al cine de terror. Cada capítulo lleva el título de una conocida película del género, cuya trama, argumento o escena más destacable se relaciona con los acontecimientos narrados en la novela.

Y esto me lleva a otro de los rasgos que caracterizan el libro: las notas y anotaciones. No es una redundancia, es que hay de los dos tipos: notas a pie de página y anotaciones «al margen». Incluso hay anotaciones en las notas a pie de página. Estas últimas son un recurso bastante utilizado por autores y autoras de humor, más como apostillas cómicas de un hecho que como texto aclaratorio o, en cualquier caso, como aclaración que busca provocar risa–el ejemplo más ilustre que se me ocurre es el de Terry Pratchett–. Mi opinión personal es que, en la dosis justa y bien colocadas pueden resultar de lo más divertido pero, si se utilizan en exceso, se corre el riesgo de cansar al lector. En el caso de Proyecto Ketchup, la mayoría entran en el primer caso pero, aún así, encuentro que algunas podrían haberse suprimido sin que la narración se resintiese.
Otro tema distinto son las anotaciones «al margen». Imagino que las personas encargadas de la maquetación de la novela las odiarán, pero lo cierto es que el resultado es sobresaliente. Impresas con un tipo de letra diferente y en ángulos extraños, son como notas apuntadas a mano, aunque perfectamente legibles. Y la sensación que provocan es la de tener a la autora «soplándote» cosas al oído todo el tiempo: comentarios jocosos, simpáticas aclaraciones o incisivas puntualizaciones. Toda una original experiencia.
Hasta ahora poco he dicho del elemento sobrenatural de Proyecto Ketchup. La verdad es que prefiero hablar lo mínimo, por aquello de no destripar mucho. Pero sí puedo darte algunas pistas, aunque tienes bastantes en la ilustración de cubierta, de Pep Boatella, y en la etiqueta de género que le adjudica la editorial: horror có(s)mico. Por otro lado, toda la novela es una gran parodia del cine de terror y juvenil que sucede en un pueblo de Tennessee situado a medio camino entre Memphis –ciudad natal de Elvis Presley– y Nashville –capital mundial de la música country–. Encontrarás criaturas primigenias, pero a lo mejor no son como las imaginabas.
En resumen, una divertida novela-parodia de las historias de terror más populares, mezclada con una irónica inmersión –bastante realista– en el modo de vida americano, que mezcla la experiencia personal y profesional de la autora para disfrute de los aficionados al género.