
- Título: El rastro del rayo (El Sexto Mundo, libro I)
- Autora: Rebecca Roanhorse
- Editorial: Red Key Books
- Formato: rústica con solapas
- Disponible en e-book: próximamente
- Ilustración de portada: Tommy Arnold
- Traducción: Raúl García Campos
- Fecha de publicación: junio de 2022
- Fecha de lectura: junio de 2022
- Enlace de compra: web de la editorial
El rastro del rayo, primer libro de la saga El Sexto Mundo –el segundo, y último publicado hasta el momento, es Storm of locust (Saga Press, 2019)– ganó el premio Locus de 2019 a la mejor primera novela y fue también finalista de los premios Hugo, Nébula y World Fantasy. No son malas cartas de presentación para este libro, aunque algunos ya conociéramos a la autora gracias a su relato Bienvenido a su auténtica experiencia india (PRH Flash, 2019), ganador, por su parte, del Premio Nébula en 2017, el Hugo en 2018 y por el que Roanhorse mereció también el John W. Campbell a la mejor escritora novel del mismo año.
Así que es una estupenda noticia que Red Key Books lo traiga al mercado español, además con la traducción de Raúl García Campos, finalista del recién creado Premio Matilde Horne por su traducción de Ring Shout, nuestro cántico (Obscura Editorial, 2021), del también multipremiado P. Djèli Clark. Podría seguir tirando del hilo de los premios y de las traducciones de obras premiadas que están llegando a nuestro país, pero hemos venido aquí a hablar del libro de Rebecca Roanhorse, así que vamos a ello.
El rastro del rayo es una novela de fantasía inspirada en los mitos y tradiciones del pueblo navajo, que se desarrolla en un mundo postapocalíptico, lo que la acerca también a los amantes de la ciencia ficción. Pero dejaré el tema del worldbuilding, que me parece especialmente interesante y llamativo, para el final de la reseña.
Argumento y personajes
La protagonista de la novela, Maggie, es una joven navajo, dotada de poderes especiales que provienen de sus ancestros. Se dedica a cazar monstruos porque es el único modo de vida que conoce y que le permite sobrevivir en un mundo devastado y hostil. Las circunstancias unen su destino al de Kai, un enigmático joven que practica la sanación. A pesar de la desconfianza inicial, juntos deberán enfrentarse a una nueva clase de monstruos y averiguar quién o qué los ha creado. Emprenderán un viaje a través de los territorios de la reserva en una road movie llena de magia, espíritus, dioses y héroes legendarios y sobrenaturales.
La historia nos la relata la propia Maggie, en primera persona y en tiempo presente. Por un lado, esta elección hace la lectura muy ágil y amena. Por otro, permite a la autora profundizar especialmente en la psicología de la protagonista, creando un personaje especialmente atractivo y complejo. Maggie es una chica dura: vive en una autocaravana y viaja en una furgoneta más vieja que ella misma; se dedica a cazar monstruos con una escopeta y un cuchillo Böker y no se le da mal la lucha cuerpo a cuerpo.
Sin embargo, vive atormentada por todo un mar de dudas e incertidumbres sobre sí misma, muchas de las cuales tienen que ver con Neizghání, personaje de enigmática naturaleza que fue su maestro y mentor, que la abandonó a su suerte tras un oscuro y sangriento episodio y con el que mantenía una ambigua relación. Pero la causa profunda de sus tribulaciones es la certeza de que hay algo torcido en ella, de que ha sido, de alguna forma, «contaminada» por el mal y este ya forma parte indisoluble de su persona. Una asesina que caza monstruos no deja de ser un monstruo más.
La aparición de Kai, con una personalidad mucho más luminosa y un (sobre)natural atractivo, y su pretensión de formar un equipo basado en la confianza mutua, pone en cuestión los esquemas y convicciones de Maggie. Pronto empezará también a sentirse confusa y dividida entre los sentimientos que Kai parece estar despertando y los que nunca reconoció albergar hacia Neizghání.
Como ves, en el argumento de El rastro del rayo hay unos cuantos elementos que encontramos con cierta frecuencia en la literatura dirigida a un público joven-adulto: la edad de los personajes principales, la búsqueda de un lugar propio o una forma de encajar en el mundo, las dudas sobre los propios sentimientos e incluso una especie de triángulo amoroso. Sin embargo, hay también escenas de una crudeza poco habitual en el género juvenil y un worldbuilding complejo y ambicioso que llamará la atención de cualquier aficionado tanto a la fantasía como a la ciencia ficción.

La construcción del mundo
Como decía al principio, El rastro de rayo es una novela de fantasía inspirada en las tradiciones de los pueblos nativos americanos. Aparecen en el libro encarnaciones de los personajes mitológicos de la cultura navajo, en forma de dioses o héroes legendarios. Estos seres de leyenda, que antiguamente vivían solo en los sueños y en los cuentos de la tradición oral, caminan ahora, con cuerpos físicos, entre los humanos. Los propios humanos, por lo menos algunos, son capaces de manejar los poderes tradicionales de sus clanes. Y es que algo ha ocurrido para que esto sea posible.
Lo que ha ocurrido es el Agua Grande: la inmersión bajo el agua de la mayor parte de las tierras habitadas, debida, cómo no, al cambio climático y a la acción del hombre. Pero antes de eso otros desastres azotaron a la humanidad, como las Guerras de la Energía, y especialmente a los diné, el pueblo navajo, como la expoliación de sus recursos naturales.
El resultado de todo este proceso es el mundo en el que vive Maggie: un territorio –la antigua reserva– gobernado por el Consejo Tribal y rodeado por un muro para protegerlo de las aguas y otras amenazas exteriores. Pero incluso dentro de ese territorio la sequía y la escasez de recursos complican la vida de sus habitantes y favorecen la proliferación de la delincuencia organizada y de «fuerzas del orden» casi tan criminales como aquellos a los que dicen perseguir.
Salvando el tema de la magia ancestral, este mundo postapocalíptico, con una sociedad en evidente desintegración, en la que la única ley que prevalece es la del más fuerte, pero donde aún hay quien hace tímidos intentos de salvaguardar el orden y la paz social me recuerda un poco al que Octavia E. Butler presenta en La parábola del sembrador. Aunque quede feo, me autocito aquí abajo porque me parece la mejor manera de ilustrar esta conexión mental.
En este futuro distópico imaginado por Butler, la sociedad y la economía estadounidenses se están desmoronando. El cambio climático ha provocado una sequía tan persistente que el agua resulta más cara que la gasolina. Los políticos han perdido absolutamente el control de la situación y parecen gobernar solo sobre el papel. La policía y los bomberos solo ayudan a quien puede pagar. La fragmentación social se ha exacerbado hasta un nivel insostenible: los ricos viven de forma opulenta, protegidos por muros, alambradas y servicios de seguridad privados. Una empobrecida clase media trata de mantenerse en pequeñas y precarias comunidades autosuficientes también resguardadas tras sus propios muros. Al otro lado quedan los indigentes, los que no tienen nada pero son capaces de cualquier cosa para sobrevivir.
Reseña de La parábola del sembrador en ConsuLeo
Como ves, hay mucha tela que cortar en esta novela. Un ritmo narrativo ágil y una trama llena de escenas de acción, sumada a la narración en primera persona con cierto sentido del humor bastante irónico en los diálogos y alguna situación un tanto cómica hacen de El rastro del rayo una lectura ligera y muy entretenida. En cambio, el worldbuilding y la profundidad en el tratamiento de los personajes, así como algunas escenas especialmente truculentas y perturbadoras la convierten en una novela con múltiples capas de lectura, para quien quiera reflexionar.