Echidna: terror clásico con toques astures

  • Título: Echidna
  • Autora: Beatriz Alcaná
  • Editorial: Ayuntamiento de Nava
  • Formato: rústica con solapas
  • Disponible en e-book: sí
  • Nº de páginas: 60
  • Ilustración de cubierta: «HMS Erebus atravesando la cadena de icebergs», Richard Brydges Beechey
  • Fecha de publicación: enero de 2023
  • Fecha de lectura: octubre de 2023
  • Enlace de descarga: Lektu

Hoy te traigo la primera de mis lecturas del mes de las autoras, una novela muy cortita pero intensa y muy bien escrita por Beatriz Alcaná. Echidna fue la ganadora del V Premio de Novela Corta de Terror e Historias Fantásticas de la Casa de la Cultura «Marta Portal» de Nava (Asturias), premio que no sabía que existía a pesar de vivir muy cerca del pueblo organizador y haberlo visitado en varias ocasiones –se encuentra en la Comarca de la Sidra, que atrae por igual a asturianos y foriatos–. En cualquier caso, me alegra saber que el género fantástico tiene vida más allá del fandom y Twitter.

Pero vamos al lío: ¿de qué va esta novela y qué tiene de interesante? Su título, Echidna, es el nombre del barco británico en el que se desarrolla gran parte de la acción. Se trata de un buque científico que se dirige hacia la Antártida en busca del polo sur magnético. Por el camino hacen una larga escala en la isla de Tasmania, donde el médico de a bordo debe atender como paciente a la ahijada de una antigua amiga suya. La joven sufre extraños delirios, oye voces y se muestra inquieta y asustada, sin que sus amigos puedan encontrar explicación.

Hasta ahí te puedo contar sobre la trama de la novela. Pero sí quiero comentarte algunas cosas que llamaron poderosamente mi atención. La primera: «expedición científica al polo sur en un barco a mediados del siglo XIX». A cualquier aficionado le vendría a la cabeza inmediatamente la novela de Dan Simmons, El Terror (Roca, 2019), una de las que recuerdo con más cariño. Aunque la referencia es obvia para mí, creo que también lo ha sido para quien diseñó la cubierta del libro, donde aparece una pìntura de la época que representa al buque Erebus, el compañero de El Terror, perdido en la misma infausta expedición y cuyos restos no se encontraron hasta 2015.

Sin embargo, sí te puedo adelantar que el Echidna no se queda atrapado en el hielo ni su tripulación se ve obligada a canibalizarse. Enfrentarán peligros y conocerán el horror, aunque quizás con un toque más lovecraftiano.

Otra referencia que me vino a la cabeza mientras leía Echidna y que me hizo gozar de lo lindo fueron los libros de Aubrey y Maturin, de Patrick O’Brian, saga en la que se basó la fantástica película Master and Commander (Peter Weir, 2003). En su época me leí toda la saga y, aparte de soportar con dignidad la comparación en cuanto al reflejo del ambiente y las rutinas a bordo del barco –en particular, las supersticiones tan características de los marinos–, hay un personaje a bordo del Echidna que se dedica a recolectar muestras de flora local allá por donde pasan, sin reparar en cómo afecta eso a la vida y el funcionamiento del buque. Vamos, un guiño evidente a Maturin que me hizo sonreir.

Beatriz Alcaná

Por otro lado, la historia está narrada a través de las cartas que intercambian algunos de los personajes así como de anotaciones en diarios personales. Creo que la elección de este estilo narrativo ha sido todo un acierto, pues le otorga a los hechos cierto halo de realidad, contribuyendo a la suspensión de la incredulidad, tan necesaria en los géneros fantásticos. Además, el lenguaje y el tono de la narración acompañan perfectamente, con un equilibrio nada fácil entre un estilo más actual y la forma en que los personajes, decimonónicos, no lo olvidemos, narrarían los hechos y se referirían a «temas sensibles».

Además de una historia de terror muy bien contada, con tiempos muy bien medidos y una correcta dosificación de la información, Echidna contiene también las oportunas reflexiones sobre temas como el feminismo, el colonialismo, el racismo o la esclavitud. Para muestra, un botón:

Mi marido todavía presume orgulloso del papel que jugó a la hora de abolir una práctica aberrante que les arrebataba la libertad a los hijos de África para ponerlos a recoger café, algodón y azúcar en las plantaciones de Nueva Ámsterdam. No le niego el mérito, aunque a veces se le olvida que las condiciones de los bengalíes, mulatos de la India Portuguesa, chinos de culibino y malayos que llegaron para tomar su relevo tampoco fueron mucho mejores que las de los esclavos liberados.

Echidna, pág. 23

Por último, como asturiana, me gusta encontrar en los libros referencias a mi tierrina, algo no tan habitual, y en Echidna las hay –probablemente fuera un requisito o recomendación en las bases del concurso–, como alusiones a una fábrica de armas –supongo que la de Trubia– o a ciertos personajes de la mitología asturiana. Aunque, si tengo que ponerle una pega al libro, probablemente sería la elección del personaje mitológico que, en mi opinión, pega poco con la criatura fantástica que aparece en el libro. No hay ninguna razón indiscutible, es solo una sensación personal.

En cualquier caso, Echidna es una novela corta de terror clásico en más de un sentido que deja muy buen sabor de boca, bien narrada y documentada, y despierta ecos de libros ya clásicos, no solo del género de terror, sino de otros menos habituales, como la aventura histórica y naval de la saga Aubrey & Maturin, de Patrick O`Brian.

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