Una mirada a Alice B. Sheldon: mucho más que tres relatos y un ensayo

Creo que lo primero que debo comentar en esta reseña es lo que vas a encontrar en este libro. En principio, se trata de una selección de textos de Alice B. Sheldon, firmados originalmente bajo distintos pseudónimos. En concreto. son tres relatos que, por su extensión, podrían entrar en la categoría de novela corta o novelette y un ensayo que en realidad es el fruto de una entrevista para la antología Women of Vision. Essays by women writing sience fiction (St. Martins Pr, 1988), coordinada por Denise Du Pont.

Pero esta edición de Crononauta va un paso más allá. No se limita a traducir y editar los textos originales de esta controvertida autora, sino que hay detrás todo un trabajo de documentación y reflexión para ofrecernos una visión más completa tanto de la obra como de la persona que la escribió. Así que el libro ofrece precisamente lo que promete su título, Una mirada a Alice B. Sheldon, a través de cuatro obras escogidas y «algo más». Abre el libro un prólogo firmado por la propia traductora y editora, Carla Bataller Struch, que proporciona un breve repaso a la biografía de Sheldon, muy útil para comprender las circunstancias de su vida y de su propia forma de ser que contribuyeron a crear a la escritora que vas a leer a continuación.

Además, entre esos extras que ofrece esta edición, hay también cuatro postfacios, que son en realidad pequeños ensayos, uno por cada uno de los textos de Sheldon, en los que Elena Lozano, otra de las editoras de Crononauta, profundiza tanto en el relato que acabas de leer como en el momento y circunstancias en que Sheldon lo escribió y publicó.

Así que Una mirada a Alice B. Sheldon se convierte en un instrumento muy útil para aquellos lectores y lectoras que, como yo misma, se acercan por primera vez a la obra de esta autora, pero también para quienes, conociéndola ya y habiendo leído sus textos en ediciones anteriores, quieran acercarse a dar un vistazo más profundo a lo que Sheldon fue, como escritora y como persona.

Dicho esto, toca comentarte qué me han parecido las historias y las reflexiones de Sheldon, a la luz de su lectura y con la valiosa ayuda de los añadidos editoriales. En primer lugar, tengo que reconocer que me han sorprendido, y mucho. Los dos primeros relatos, Houston, Houston, ¿me recibes? y Esterilidad forzada, fueron escritos y publicados en los años setenta del siglo pasado. A lo mejor he leído pocas obras de esa época, pero en el primero me golpeó como un mazazo la crudeza del lenguaje –fielmente transmitida por la traducción de Carla Bataller– y lo explícito de algunas escenas sexuales particularmente violentas. En el segundo, de forma no tan explícita pero igualmente cruda, se describe un escenario de violencia contra las mujeres en particular, aunque también contra otros colectivos objeto del deseo sexual masculino, que inevitablemente hace pensar en un oscuro augurio de los feminicidios de Ciudad Juárez.

Creo, además, que la elección de estos dos cuentos no ha sido fruto de la casualidad. En el primero, Sheldon reflexiona sobre cómo sería un mundo en el que los varones han desaparecido y qué ocurriría si, por causas que descubrirás cuando lo leas, de pronto llegaran a ese mundo del futuro tres hombres con la mentalidad de la época en que fue escrito el relato. Te puedes imaginar el desastre. Por otro lado, Esterlidad forzada plantea casi el caso contrario, una situación de violencia aparentemente incomprensible en la que las mujeres terminarán desapareciendo.

El tercer relato, Lo mejor que podemos hacer, tiene un cariz completamente diferente. Comienza como la aventura espacial de una adolescente soñadora e infinitamente curiosa, rebosa sentido de la maravilla y constituye una emotiva historia de sacrificio y amistad interespecies que deja un sabor agridulce.

Si los tres textos constituyen una buena muestra de la forma de escribir de esta autora y de utilizar la ciencia ficción para transmitir aquello que la preocupa, el ensayo final, Una mujer escribiendo ciencia ficción, es el perfecto colofón para esta mirada a Sheldon, la mujer que se escondió tras un pseudónimo masculino y fue alabada por todos los señoros de la época, demostrando de esa forma que la buena ciencia ficción es independiente del género de quien la escribe, pero que también llegó a sentirse culpable por haber competido con ventaja sobre otras autoras que utilizaban sus nombres reales. Leer acerca de sus motivos y cómo se sintió cuando se descubrió su verdadera identidad, relatado con sus propias palabras, resulta de lo más revelador, gratificante y, al mismo tiempo, un buen punto de arranque para la reflexión personal.

Por último, se agradece la cuidada edición del libro, con ilustraciones interiores de Chari Nogales que separan cada capítulo/relato. Más aún si se tiene en cuenta la particular estructura de Esterlidad forzada, compuesto por textos de muy diversa índole, cada uno con su tipografía particular. El esfuerzo de la editorial por respetar en este punto la voluntad de la autora es digno de mención.

En definitiva, Una mirada a Alice B. Sheldon es una muestra de la preocupación de una editorial por dar a conocer a una autora que, lamentablemente, se encuentra muy descatalogada en castellano. Y lo hace no solo publicando su obra, sino procurando ofrecer una visión más completa y profunda a través del prólogo y los postfacios, complementos imprescindibles en el caso de este libro. Y lectoras como yo, con lagunas como esta, agradecemos esa preocupación y ese esfuerzo infinitamente.